Este mismo mes de marzo se estrenaba la segunda temporada de 'Jessica Jones', una de las series estrella de Marvel y Netflix.
El reto de estar a la altura es una ardua tarea y más cuando hay que encontrar un villano a la altura de Kilgrave, quizá uno de los mejores personajes que ha dado la televisión en muchos años.
Aún así, los guionistas se han esforzado en estrujar su cerebro y consiguen una trama que, aunque tengas algunos puntos flojos, resalta el papel de las mujeres como no lo había hecho hasta ahora, haciéndolas protagonistas y responsables absolutas de su destino.
El mejor ejemplo es el caso de Jeri, increíble Carri-Anne Moss, que se zampa a todas sus compañeras de reparto con patatas mientras toma la decisión más importante y valiente de su vida.
Aún así, nuestra heroína es Jessica, que continúa bebiendo, fumando y follando, siempre alejada de cualquier tipo de afectividad emocional. Excepto con Trish, claro, algo que la sigue poniendo de mala leche por todo lo que ello conlleva.
Lo que esta segunda temporada pide a gritos es más paciencia por parte del espectador, pues no será hasta el episodio 7 cuando llegue el giro de guion que en la primera temporada tantas alegrías nos dio. Si éste está a la altura o no, corresponde a la subjetividad de cada espectador decidirlo.
Lo que está claro es que la temporada 2 de 'Jessica Jones' es tan disfrutable como aquellas antiguas novelas "pulp": si hace un par de años nos sorprendía ese aura "noir" de la serie, ahora los creadores han querido continuar por el mismo camino haciendo de estos 13 episodios todo un dilema a descubrir por el espectador.
Hay estrujamiento de ideas y eso se nota. Gracias otra vez Netflix.