Llaman la atención los esfuerzos del cine español a través de los años por producir cine de género en numerosas ocasiones junto a Estados Unidos.
Hace años aquella fraudulenta productora llamada Fantastic Factory nos llegaba plagada de buenas intenciones necesarias para nuestro cine fantástico, pero que terminaba naufragando una década después.
Ahora, uno de los más respetados representantes del cine de género en nuestro país, Jaume Balagueró, produce junto con algunos de los máximos exponentes del cine yankie de terror, un film que contiene todas y cada una de las señas de identificación de este tipo de cine, pero con un punto de locura y delirio que harán las delicias de todos los ávidos de buenos sustos.
Está claro que no hay mucho que inventar, pero si mantenemos un nivel de exigencia coherente con este tipo de cine, lo mejor que nos puede pasar es que una película nos sorprenda y se reinvente a la vez que avanza.
Una vez que entras en su trama descabellada y en la locura violenta de los personajes, sólo puede divertir. Y es que para ver una película como esta, lo mejor es despojarse de las normas que tanto nos dictan las pautas a seguir en la historia y disfrutar como lo ha hecho Marini dirigiendo esta pequeña obra de culto en nuestro cine de género.