A los amantes del genero siempre nos gusta que nos sorprendan. Es difícil encontrar buen material. Primero porque el terror es cada vez más comercial en el sentido estricto de la palabra, ya que está enfocado a un público muy concreto que no pide más que algún sustillo y una trama pobre.
Segundo porque a pesar de tener ese tipo de reclamo, no hay demasiada oferta y al final uno tiene que tirar de ese “video club de debajo de casa que todos conocemos” si es que quiere encontrar algo.
Tenemos la suerte de que a veces alguna distribuidora ve un filón un algo de calidad y se arriesga, como es el caso de Green Room.
El 10 de Junio nos llega el nuevo trabajo de Jeremy Saulnier, aquel loco que nos trajo hace dos años ese intenso thriller llamado Blue Ruin.
ENCADENADO CEC CINE: Recomendamos "Blue Ruin", una joya diferente del nuevo cine negro, multi-premiada.
Y su nuevo trabajo resulta un film absolutamente claustrofóbico que va dejando al espectador sin aire mientras se retuerce en la butaca al ver a estos jóvenes punks enfrentarse a un grupo de skin heads que, tras presenciar un acto violento, tendrán que luchar por sus propias vidas.
Uno de los secretos para dar una vuelta de tuerca a un género como este, es aumentar significantemente la cantidad de violencia, convirtiendo algunas escenas en un auténtico festival gore.
A su favor juega también el espacio, una mugrienta habitación y sus alrededores donde la trama se irá volviendo cada vez más asfixiante si cabe siendo la psicología de los personajes el primer factor a tener en cuenta para que el film funcione a las mil maravillas. No nos quedemos solo con los litros de sangre.
Green Room es la gran sorpresa del año. Mucho cine como este nos hace falta y desde luego, a Saulnier no hay que quitarle ojo, pues es ya uno de los directores más originales e interesantes en la actualidad.