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Classic Albums es una serie de la que ya hemos hablado en profundidad en CEC, y normalmente nos ha dado muchas alegrías.
Conocer las interioridades del momento en que se grabaron los mejores álbumes de la Historia de la Música (lo de mejores siempre es subjetivo), acostumbra a ser interesante por muchos motivos, ya sea por las circunstancias personales que atravesaban sus músicos como el proceso de creación y elaboración de algunos de los temas que forman la banda sonora de nuestras vidas. Seguimos recomendando esta serie, pero hay un capítulo que nos ha sacado de nuestras casillas. Se trata del que han dedicado al "Rumours" de Fleetwood Mac.
De entrada, nos extrañó que este fuera escogido, pues no nos parece ninguna maravilla como álbum, por más que contenga unas buenas canciones pop que aún hoy en día gustan a mucha gente, pero lo peor fue descubrir el por qué, y resistirlo. Llegamos hasta el final por obligación, sintiendo una tortura mental por las declaraciones de los distintos miembros de la banda, en especial del sector femenino, y concretamente de la narcisista y tóxica Stevie Nicks.
Nos dimos cuenta de que este "Classic Albums", a parte de por ser uno de los álbumes más vendidos en todo el mundo, fue escogido por el posible morbo que pueda contener a nivel de relaciones humanas, había dos parejas en constantes altibajos dentro del grupo para el tiempo de la grabación, y parece que eso fue lo que decidió a esta buena serie a equivocarse totalmente.
Al principio es soportable, uno empieza con curiosidad y confiando en que algo habrá de interesante, pero a medida que avanza la proyección del capítulo, empiezan a cogerte unas ganas progresivas de apagar el reproductor de dvd y pasar a algo que sea realmente interesante a nivel musical o incluso emocional.
Pero escuchar a las protagonistas del engendro hablar de sus ollas, la importancia y trascendencia que se dan a ellas mismas, sus letras (que podría haber firmado el propio David Bisbal) y sus composiciones pop, algunas de ellas sin ningún tipo de interés más allá de la consabida fórmula pop, llegó a irritarme. Solo las intervenciones de Mick Fleetwood nos salvan de la constante hoguera, y tampoco es que esté muy inspirado en esta ocasión.
No voy a comentar más del capítulo, solo decir a aquellos que siguen la serie que pueden pasar tranquilamente este capítulo, porque tras casi una hora de datos, declaraciones y anécdotas de lo más rastreras, típicas de los peores atributos de nuestra especie humana, lo único que cabe esperar es que hayamos aprendido para no repetir ni uno solo de esos actos en nuestras propias vidas.
Esperamos que la serie "Classic Albums", que siempre ha mantenido un buen nivel en todos sus capítulos, no vuelva a meter la pata hasta el fondo como ha hecho en esta ocasión y se dedique a aquello que tan bien sabe hacer y de lo que ya hemos hablado en artículos anteriores. De morbos y otras sandeces ya tenemos fuentes más que suficientes cada día, a todas horas, en nuestra televisión.
Os dejamos con el vídeo on line de uno de los pocos momentos interesantes del capítulo, y cerramos texto.
