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En un tren dirección Berlín los pasajeros empiezan a caer al suelo uno tras otro debido a una extraña afección. Mia Ackerland (Luna Welder), una estudiante de medicina de primero que acaba de empezar el curso académico, se presta como ayuda médica. ¿Qué es lo que está pasando?
La acción se traslada a dos semanas antes de los acontecimientos y vemos que Mia llega a Friburgo, aterriza en un piso de estudiantes freaks:
- Cheng-Lu (Jing Xiang) es estudiante de biología y tiene lo que se puede calificar de diarrea verbal. Cheng Lu no es vegana pero se dedica a modificar genéticamente los champiñones que cultiva para que tengan gusto a carne y así salvar al planeta entero del efecto invernadero.
- Ole (Sebastian Jakob Doppelbauer) se dedica a inventar maneras de drogarse ya sea con unas pastillas de inmersión que permiten acumular el doble de oxígeno en los hematíes y que, combinadas con alcohol, pegan pelotazo, o bien con varios implantes de THC subcutáneo que va liberando la molécula en el organismo. Incluso llega a implantarse unos imanes dactilares para atraer metales sin saber muy bien para qué. Todas ellas son operaciones que desarrolla cómodamente en casa gracias a un tutorial de youtube.
- Lotta (Caro Cult) es el tercer miembro de este equipo de rarezas. No se sabe muy bien en qué ocupa su tiempo a parte de tirarse todo lo que se menea, asistir a fiestas o bien consumir alguna sustancia alucinógena bajo cualquiera de sus formas.
Tras el primer día de universidad, Mía ya quiere ser ayudante de la prestigiosa profesora en medicina, biología, honoris causa del mundo globalmente mundial conocida en los 4 rincones del planeta: Dra/profesora/doña Tanja Lorenz (Jessica Schwarz). Para conseguir su objetivo Mía logra despertar el interés del ayudante de Lorenz, Jasper (Adrian Julius Tillmann), salir a tomar una birra con él, perseguir a Mendel, una rata de laboratorio fluorescente, por la biblioteca y visitar su laboratorio clandestino en medio del bosque.
En menos de una semana Mía ha descubierto que se está utilizando una avanzada tecnología de "biohacking", que se está empleando en humanos y que todo ha sido encubierto durante años sin que haya habido ninguna fuga de información. En España los niños nacen con un pan bajo el brazo y en Alemania con la ciencia infusa.
¿Qué ocurrirá con los pasajeros del tren entre los que se encuentra el verdadero amor de Mia y compañero de piso de Jasper, Niklas (Thomas Prenn)?
CRÍTICA DE LA SERIE BIOHACKERS - CEC SERIES
Esta serie fue presentada por Netflix junto a la exitosa 'Unorthodox' y 'Bloodride', como prueba de la apuesta de Netflix por la ficción europea rompedora. Y rotos que nos ha dejado el fascinante proyecto de 'Biohackers'. Sólo con la descripción y la puesta en escena de los 10 primeros minutos tenemos suficiente para saber de qué pie calza. Aún así, aguantamos milagrosamente, hasta el final de la primera temporada intentando analizar, no sin perplejidad, los puntos por los que esta serie ha logrado financiación. No hemos encontrado ni uno.
En primer lugar, los acontecimientos se desarrollan en una línea cronológica totalmente inverosímil. Que el segundo día de universidad de un primer año de medicina ya se estén solucionando problemáticas de inserción de nucleótidos en el ADN gracias a un ARN mensajero es de haber estado presente en el incendio de los campos de opio de Ozark.
Vale que es ficción, pero no jodamos, Rafa, no jodamos. El efecto que surte en el espectador toda la jerga médica empleada es el mismo que ya le criticamos a DEVS y a todas la ciencias ficciones avanzadas tecnológicamente. Dejar al espectador fuera de combate e impresionarlo con un discurso que no tiene ningún sentido pero suena bien. Algo así como:
"Sí, tienes razón, el ADN de la muestra está contaminado por un agente externo potencial patógeno liberador de toxinas que ha colapsado la cascada de replicación del ADN y el ARN mensajero ha quedado totalmente inhabilitado... secuenciación... amplificación... cromatograma... espectro... etc"
¡¿Lo cualo?! Venga hombre... no nos gustan los listillos gafapasta en ningún campo y no nos impresionan las sandeces técnicas o el arte de rellenar los vacíos de significado con ruido.
Las situaciones se fuerzan hasta unos límites que exasperan al espectador, de tanto exagerar acaban resultando ridículas, estúpidas y, por ende, insoportables. El primer día de clase Mia ya tiene a dos pretendientes, ha ido a no se sabe cuantas fiestas, se ha puesto hasta las cejas, ha solucionado un problema de genética avanzada, se ha colado en la investigación de Lorenz, ha desmantelado la red de biohacking y todavía le ha quedado tiempo para elaborar un antídoto contra la Corea de Huntington*... Por favor, ya no es que pidamos un poco más de realismo es que sencillamente es una imbecilidad.
Por supuesto que las actuaciones son de andar por casa como todo lo que acompaña al elenco principal. De hecho y en vistas del éxito de las series "fast food", estamos nosotros mismos creando una serie, una parodia sobre las series en época de coronavirus. Como ya informamos, la semana pasada nos pusimos a escribir y ya está en post producción. Pues con "biohackers" pasó más o menos lo mismo, parece haberse parido de la noche a la mañana.
Se nota la rapidez en el guionaje disponiendo los elementos a pedir de boca. A Mía le sale todo según sus cálculos. La historia a parte de absurda no tiene gancho y es una más entre el millón de intentos nazis de erradicar las enfermedades genéticas creando a un superhombre inmune a todo.
No nos iría mal un poco de GTACCTAG para inmunizarnos contra el COVID. Un antídoto o, mejor todavía, un "antítodo"...
Esperamos sinceramente que no la renueven para una segunda temporada pero, teniendo en cuenta el boquete masivo que ha dejado el final de la primera, estará todo el mundo exaltado y con el mono de saber qué pasará con Lorenz y Mía... Emma.
Terrible producción alemana, terrible.
* Nota:
Ya que la serie la nombra pero no especifica ni ilustra, intentamos hacerlo nosotros.
La enfermedad llamada "Corea de Huntington" es una enfermedad que produce la degeneración progresiva de las neuronas del cerebro. Al ser una afectación neuronal, ocasiona trastornos motrices, cognitivos y psiquiátricos con un amplio espectro de signos y síntomas. Normalmente los síntomas suelen aparecer entre los 30 y 40 años y varían sustancialmente de una persona a otra:
Movimientos espasmódicos, rigidez o contracturas musculares, movimientos oculares lentos o anormales, dificultades en el habla o la deglutición y todas aquellas acciones que precisen de la musculatura, deterioro en los movimientos voluntarios, falta de conciencia sobre las conductas propias, irritabilidad o falta de control en general de los impulsos, pensamientos obsesivos o lentitud para procesarlos, insomnio, fatiga... un rango de síntomas amplio.
Es hereditaria y lo peor de esta enfermedad es que es un trastorno autosómico dominante, lo que significa que una persona necesita sólo una copia del gen defectuoso para padecer el trastorno. Por lo tanto si uno de los padres padece EH, su progenie tiene un 50% de probabilidades de heredarla. Así os hemos hecho un croquis, es lo que se estudia en penúltimo curso de EBG o bachillerato en opción ciencias y que el primer mes del primer año de medicina se revisa profundizando sobre la composición de la célula (no se hace terapia genética, ni mucho menos):
Su causa es un defecto genético en el cromosoma 4 que hace que una parte del ADN se repita en exceso. El defecto se llama "repetición CAG". Normalmente, esta sección del ADN se repite de 10 a 28 veces en un individuo sano pero en personas con la EH, se repite de 36 a 120 veces.
A medida que el gen se transmite de padres a hijos, el número de repeticiones tiende a ser más grande. Cuanto mayor sea el número de repeticiones, mayor será la posibilidad de que una persona presente síntomas a una edad más temprana. Por lo tanto, como la enfermedad se transmite de padres a hijos, los síntomas se desarrollan a edades cada vez más tempranas.
Las series son ficción y ya estamos, si quieren realismo entonces mejor vayan y estudien medicina ustedes; pero no arruinen (o intenten arruinar, porque la serie es muy buena) lo que las personas utilizamos para, precisamente, escapar del día a día.