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La corrección política de nuestra sociedad hace que parezca que haya una gran mayoría, puesta de acuerdo, que en realidad no existe.
En lo único que se han puesto de acuerdo los seres humanos (ya pertenezcan al grupo 'pueblo', 'políticos', 'poderosos', 'burgueses' o cualquier otro estamento), en los últimos tiempos es, desgraciadamente, en ser políticamente correctos. En mostrar y demostrar, día tras día, su buenismo, lo bien alineados que están con la normalidad, debido a esa coincidencia con la apariencia de todos diseñada, no lo olvidemos, por otros, los interesados. Eso les hace sentir que pertenecen al mejor de los grupos, según ellos; el peor de todos, según nosotros.
El pensamiento políticamente correcto es un cáncer de la sociedad precisamente por eso: porque distorsiona la realidad. Como estamos en un mundo de cobardes, y nadie se atreve a decir lo que piensa, en ninguna situación (también las domésticas, ni tan siquiera con tu propia pareja o en nuestro lugar de trabajo), la gran mayoría se apunta a pensar, en todo, lo que ven que da resultados. ¿Resultados? Crisis económica histórica, y 4 millones de parados, entre otras lindezas (libertades recortadas, control absoluto de todo por parte de los poderosos, sumisión del ciudadano en el puesto de trabajo, etc, etc, etc...)
Que cada uno lleve su vida personal como patéticamente pueda, pero a nivel social, arengo a todos los lectores encadenados a extirpar este tumor, puesto que puede parecer, entonces, que hay un consenso en algunos temas importantes, y que todo el mundo está de acuerdo en temas en los que realmente, si todo el mundo dijera lo que pensara, habría muchas sorpresas.
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Los que son amigos y partidarios de la corrección política, son en realidad enemigos de la participación ciudadana real, y enemigos de todos aquellos valores con los que muchos se llenan la boca: de la democracia, de la libertad, la igualdad, etc... Con sus correcciones y cobardías, no hacen más que perjudicar los intereses de todos, y ya que el ser humano es egoísta y le importa un carajo el bienestar del vecino, señalaremos que también las de uno mismo.
A nivel político, la corrección política es, valga la rebuznancia, el pan nuestro de cada día. A los políticos les encanta. Son todos aquellos que no quieren oir hablar de consultas populares, referéndums y que, en cambio, siempre velarán por la hegemonía de los partidos, etc... Los políticos políticamente correctos dejarán al ciudadano políticamente correcto echar su papeleta en la urna cada 4 años, pero procurarán, durante ese período, que no puedan hacer nada más. Para ello usarán todas las tácticas que hagan falta, y el pueblo, siempre tan avispado, picará seguro el anzuelo.
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Entre todos, pues, se está manteniendo e imponiendo el pensamiento políticamente correcto a la orden del día. Desde CEC siempre nos negaremos, por más que algunos cogerán el argumento de que, claro, yendo de políticamente incorrectos, nos creemos más guays que nadie. Ni por asomo. Ese es un argumento fabricado, también, por los políticamente correctos. Así que ni caso. De frente, a cara de perro, y tirando la basura, con la incorrección política como virtud y, practicamente, única tabla de salvación.
Vista la situación a la que nos han llevado todas estas correcciones, con una crisis económica histórica, con 4 millones de parados ( y sean conscientes que dentro de un año o dos serán 6 por más que nos den esperanzas cuando en verano se reduce un poco la desocupación), arengamos a nuestros lectores encadenados a que vayan acabando con esta corrección política que de nada sirve a parte de seguir perdiendo libertad, derechos y oportunidades. Semana tras semana, en las nuevas columnas de opinión de esta web, que quiere ser revolucionaria y ya lo ha conseguido en temas culturales, se seguirán dando claves para que no sigamos cayendo en las trampas del sistema.
PD. No soy un iluso, ni un ingenuo. Tampoco un amante de las utopías. Y mi escepticismo, fruto de una observación consciente de todo y de todos, no me invita a pensar que esto vaya a suceder, no en una globalidad. Pero con estas líneas quiero dejar escritos unos hechos incontestables, dejar patente una actitud, y mostrar mi admiración por aquellos que se niegan a pasar por el tubo en cualquier situacióny que, seguro, se sienten solos en la lucha.
No estáis solos. Somos muchos. Y si estas líneas sirven para que algún indeciso que vive en la contradicción se anime a cambiar algunos comportamientos, me daré por satisfecho. Hay que seguir luchando por la libertad propia y global, porque ir a protestar el día que a uno le interesa, tampoco sirve. La actitud tiene que ser, siempre, la de proteger la propia libertad de decisión y opinión, pero también la del resto.
Por cierto, no hace mucho comí pavo empanado, pero estaba bastante aceitoso. No me gustó mucho como plato para una cena. Demasiado aceite que me dejó la barriga retorcida antes de irme a dormir.
Volviendo al tema, no puedo por más que darte la razón, Trajano. Pero, insisto, di lo que quieras, pero vigila cómo lo dices. No sea que luego te lleves un disgusto, que siempre hay quien no entiende de palabras. Esto me recuerda a cierto cocinero que va pegando cabezazos por ahí... Da igual, que no viene al caso.
Gracias por la reflexión.