Imprimir esta página
Lunes, 14 Noviembre 2016 13:05

TRUMP

Escrito por  Publicado en Opinión

Lo viejo se resiste a morir y lo nuevo no termina de nacer. Y, en ese claroscuro, aparecen los monstruos".
Si fuesemos capaces, tanto en Europa como en el resto del mundo, de hacer una reflexión critica y constructiva sobre lo acontecido en EEUU, tal vez la deriva no se tornaría tan oscura como parece.
 
El sistema que ha excluido a millones de ciudadanos en todo el mundo hace aguas, y es el caldo de cultivo del que históricamente se han beneficiado personajes oportunistas para protagonizar tristes y vergonzosos episodios de nuestra historia. Trump es la prueba del fracaso de un sistema cada vez más alejado de las necesidades de los ciudadanos, y solo fiel sirviente del poder económico. Los ciudadanos dan la espalda al 'status quo' de este sistema que los ha abandonado a su suerte, y mientras los poderes en la sombra se afanan en poner palos en las ruedas de los movimientos reformistas y progresistas de izquierdas, olvidan mirar a su flanco derecho, que tan peligrosas consecuencias pueden traernos.

Los americanos perdieron una gran oportunidad de renovar el país, el mundo, con Bernie Sanders. El candidato demócrata que disputó el liderazgo del partido a Hillary Clinton tenía un discurso crítico, integrador, alejado de ese mal hábito de vanagloriarse, basado en posturas etnocentristas que padecen los norteamericanos. Era la valiente y honesta apuesta del cambio con posturas tolerantes y progresistas, era una oportunidad de renovación de la democracia y de mejorar un sistema que ha llegado a su fin tras devorar en su codicia a gran parte de la clase media de los países occidentales.

Pero su propio partido, el demócrata, amordazado por los grandes poderes económicos, prefirieron el continuismo de Clinton, una privilegiada que se pondría al servicio de los privilegiados, aunque sus discursos dejen migajas para el ciudadano de a pie, con más paripé que intenciones (vease PSOE en España o, en general, la socialdemocracia europea). Lo de siempre. Y, una vez más, nos encontramos de bruces con que lo de siempre ya no vale, y eso a pesar de que los medios de comunicación (esa máquina de orientar pensamientos a conveniencia) se han afanado en desprestigiar la figura de Trump.

 Trump es un hombre peligroso que ha legitimado, a través de las urnas, el racismo, la homofobia, la misoginia y todas las formas posibles de intolerancia hacia otras personas que hayan cometido el grave error de no nacer hombre blanco estadounidense. Y, por supuesto, no es el único: Europa está plagada de partidos de extrema derecha que están tomando fuerza, si es que no están ya en el poder, como el caso húngaro o polaco. Ya se frotan las manos Le Pen, Wilders, Farage y otros de su calaña.

La globalización, entendida tal y como la conocemos hoy, está moribunda, y nos espera a partir de ahora una ruptura de la cohesión social que ya está gestándose: Los Trump contra los Clinton, los beneficiados del sistema contra los perjudicados, los nacionales contra el extranjero, los religiosos contra otras religiones... Sin duda, estamos en la antesala de un nuevo orden mundial. El actual está agonizando. La pregunta es ¿quién o que ocupará ese lugar?

Antonio Gramsci decía aquello de "Lo viejo se resiste a morir y lo nuevo no termina de nacer, y en ese claroscuro aparecen los monstruos"... Algo estamos viendo ya.