Desde el nacimiento de la modernidad, la producción visual y la música han tenido una relación íntima.
Desde el manifiesto futurista de 1913 de Luigi Russolo L’Arte dei Rumori (El arte de los ruidos) hasta los discos de doble cara Rotereliefs de Marcel Duchamp, el siglo XX produjo un fértil intercambio entre sonidos y formas, entre símbolos y melodías, y entre los diferentes campos de la composición y la interpretación.
En esta antología única realizada por Francesco Spampinato, que reúne 500 portadas de discos concebidas como obras artísticas en sí mismas desde la década de 1950 hasta hoy, descubrimos el ritmo de una historia creativa singular. Un despliegue que revela cómo el modernismo, el arte pop, el conceptual, el postmodernismo y diversas expresiones de arte contemporáneo han dado forma a este particular campo de producción visual y ha ayudado a la distribución popular de la música a través de imágenes míticas. Un imaginario que evoca de manera sugerente e inmediata la experiencia auditiva.
En el camino, nos encontramos con los jeroglíficos urbanos de Jean-Michel Basquiat para su propio sello discográfico, Tartown; el grafiti de Banksy para Blur; el icónico cráneo de Damien Hirst para The Hours y la mariposa ensartada de Salvador Dalí para Lonesome Echo, de Jackie Gleason. Las portadas vienen acompañadas de breves análisis de cada una de ellas, además de una ficha con el nombre del artista, el intérprete, el título del álbum, la discográfica y el año de lanzamiento, así como información sobre la obra de arte original. Entrevistas con Tauba Auerbach, Shepard Fairey, Kim Gordon, Christian Marclay, Albert Oehlen y Raymond Pettibon añaden reflexiones y puntos de vista personales sobre esta relación colaborativa y cautivadora entre artistas visuales y músicos.
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