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Domingo, 18 Marzo 2012 12:08

Boris Vian y Denis el lobo Hombre

Escrito por  Publicado en Las sugerencias de JJG

Boris Vian

Boris Vian nació en Ville-d´Avray (Francia) en 1920, sus estudios interrumpidos por la guerra, acabo siendo ingeniero en 1946. Artista multidisciplinario, actor, cantante, músico de jazz, periodista, escritor... actividades que vivió con intensidad, falleciendo prematuramente en 1959 debido a una dolencia cardíaca que padecía desde los 12 años como consecuencia de una fiebre reumática.

Sus tres primeras novelas las firmó con el seudónimo de Vernon Sullivan entre 1946 y 1947, entre ellas “Escupiré sobre vuestra tumba”; obras escandalosas en la época, situadas dentro de la novela negra con enorme carga de violencia y sexo, lo que provocó el rechazo de la crítica y el público, aunque no aminoró sus ventas.

Sus obras más maduras, lúcidas y desesperadas fueron posteriores, entre otras “La espuma de los días”, “El otoño en Pekín”, “la hierba roja” considerada una autobiografía, y “El arrancacorazones” que fue un fracaso, por lo que abandonó su obra literaria y se dedicó a la traducción de obras de novela negra; escribió una obra de teatro en esa época “El caballero de las nieves” y varias canciones que grabó en un disco, realizando una gira, con rechazo de la crítica de la época por la canción “El desertor”, Francia estaba en plena contienda en Argelia. También escribió poemas y cuentos. En el París de la época fue un existencialista, subversivo e inconformista.

Publicó cuentos en Les Temps Modernes por invitación de Jean Paul Sartre, y críticas de Jazz en el periódico el Combat dirigido por Albert Camus. Por su dedicación al jazz conoció a grandes interpretes como Charlie Parker, Miles Devis, Duke Ellington...

Especial mención al cuento “El lobo hombre” que sirvió de referencia a la canción de “El lobo hombre en París” de La Unión, donde invierte la leyenda, y Denis es el lobo, que por una mordedura del Mago de Siam, se ve convertido en hombre las noches de luna llena y a vagar por el bulevar conociendo así en carne propia la “calidad” humana, viendo así interrumpida su agradable existencia como lobo en el parque parisino.