"La Infanta Terrible…y su Séquito Real", espectáculo que pudimos disfrutar anoche en La sala Upload del Pueblo Español de Barcelona, intenta huir del clásico teatro musical mediante una propuesta arriesgada, bizarra y teatral, pero se queda a medio camino de su objetivo. A pesar del esfuerzo por incluir elementos dramatúrgicos, crítica social y mensaje, todos ellos quedan difuminados y con falta de protagonismo ante la vertiente eminentemente musical de la propuesta.
Desde el punto de vista de musical se puede considerar como un espectáculo bastante acertado. La música tiene ritmo y fuerza, se identifican la base rock y punk de la propuesta tanto en la música como en la letra, impulsado todo ello por el nada desdeñable desgaste energético de la Infanta (la notable Arántzazu Ruiz), protagonista destacada del espectáculo y voz principal de la obra.
La acústica de la sala Upload del Poble Espanyol de Barcelona no favoreció a la propuesta del Col.lectiu la Santa. En la obra, se intenta utilizar también el aspecto musical para transmitir el mensaje y la crítica pero éstos pierden consistencia ante la dificultad de oír el mensaje que intentan transmitir las letras.
La fuerza y ritmo que aporta “Bocinas” (Guillem Fernàndez-Valls) desde la batería se come, sobre todo al inicio del espectáculo, tanto las voces y su consiguiente mensaje como el resto de instrumentos. Tanto él como el resto de miembros de la banda: José A. Martino (MARCELO, guitarra), RogerTorns (FIDEL, Bajo), y Elisenda Selvas (GIGÍ,tecladoss) muestran su talento musical aunque en ocasiones este hecho haga que los personajes escénicos que interpretan se pierdan un tanto en regularidad.
En el ámbito teatral, hay que destacar nuevamente la energía de la Infanta, cuya historia, entre la rabia y la decadencia, queda acertadamente dibujada al principio. A pesar de ello, el personaje no consigue un desarrollo óptimo y acaba resultando un tanto lineal y repetitivo, abusando en ocasiones de la reiteración de gestos decadentes de ebriedad.
Respecto a los otros cuatro personajes secundarios y el resto de miembros e instrumentos de la banda, son dibujados de forma superficial y ambigua hasta el momento en que son utilizados como elementos de crítica. La presentación tardía de la envidia, la hipocresía y el oportunismo, entre otros, acaban siendo elementos que los personajes secundarios intentan representar, pero el retraso en aparecer a escena para criticar esas emociones y/o personalidades, provoca que se difumine el calado de la crítica que se intenta exponer.
Escénicamente, de nuevo el espacio juega en contra del espectáculo, limitando la capacidad de acción de los artistas, provocando que muchos movimientos escénicos se muestren rígidos y poco fluidos, limitando así el objetivo de contar la historia de forma encadenada, hecho que es ya de por sí complicado con la propuesta de concierto musical.
La escenografía es apropiada al objetivo y la propuesta, aunque infrautilizada. Los objetos, a excepción de la tiara real en la primera parte del espectáculo y el uso secundario de los vasos con bebidas alcohólicas es prácticamente inexistente, tanto a nivel real como abstracto. Ante esta arriesgada propuesta, apoyarse más en el uso de objetos y elementos escénicos podría ayudar a dar consistencia al ámbito dramático de la obra. En realidad, los objetos más utilizados son los micros y algún otro elemento musical, que por un lado le dan coherencia al espectáculo pero que por desgracia hacen que el peso de la parte dramática sea arrastrado al ámbito musical.
En cuanto a la crítica social y el mensaje, desde mi punto se queda corto y sin fuerzas en la persecución de sus objetivos. La presentación como concierto permite, evidentemente, la eliminación de la cuarta pared y la consiguiente interacción y crítica directa al público, que intenta simbolizar el “pueblo” de la sociedad actual. La interacción, a pesar de cierta predisposición de la audiencia, es poco eficiente. Este hecho es especialmente evidente en los momentos de guiños y/o chascarrillos dirigidos a la audiencia, que además de ser innecesarios, acaban resultando incoherentes con una propuesta crítica que intenta despertar ánimos de rebelión y lucha. La crítica, al igual que pasa con los personajes secundarios, pierde fuerza por lo anteriormente mencionado así como por no dibujar con anterioridad lo que representamos en este ámbito abstracto.
Lo mejor de la obra, sin duda, es la intención y el riesgo. Es altamente valorable la propuesta de romper con los formatos establecidos y hacerlo con mensaje y objetivo, mezclando ámbitos artísticos difíciles de reconciliar. También es destacable la energía de la protagonista que soporta mayoritariamente el peso del espectáculo tanto con su voz como con su interpretación, que a pesar de no ser redonda, consigue combinar el espectro bizarro con el personaje intenso y decadente.
En ese sentido, y como he mencionado anteriormente, también es muy positivo el ritmo y la energía. Especialmente destacable en el ámbito musical, que consigue transmitirlo mayormente al ámbito escénico, que se muestra a remolque del anterior.
Es agradable presenciar esta propuesta arriesgada, que a pesar de sus imperfecciones, puede representar un ligero soplo de aire fresco en un área donde mayormente se aplican elementos comerciales clásicos en propuestas superficiales y trilladas. Acabo la obra satisfecho con la intención aunque no hayan conseguido transmitirme las ganas de rebelarme y luchar con su derroche de energía que despliegan en escena. De alguna manera, me voy con la sensación que toda esa fuerza e intención se diluyen en el trayecto entre el escenario y la audiencia.
Desde mi perspectiva, recomiendo a estos jóvenes artistas intentar dar más peso a la parte teatral del espectáculo, especialmente en la primera parte del mismo. Creo que utilizar algo más de tiempo en poner las bases de los elementos abstractos con los que intenta jugar como por ejemplo presentar más interacciones con los personajes secundarios y con el público puede ayudar a que el posterior mensaje quede menos diluido y se transmita con más fuerza y calado. Si consiguen además incluir algún elemento que permita hacer más reconocibles a estos personajes, debidamente dibujados, durante los tramos musicales harán que la obra gane enteros y consistencia.
Especialmente recomendable para aquellos que no se conformen con un espectáculo musical, ya que esta propuesta ofrece algo más que eso, internándose en otros ámbitos artísticos mediante el riesgo y la intención. En cambio, para los que busquen una obra teatral de desarrollo dramático con crítica social y reflexiones profundas que use la música como recurso para ello, está no sería su obra.
