Y además está doblada al español
La producción juvenil sudafricana que se desarrolla en Ciudad del Cabo nos ha sorprendido gratamente, no sólo porque el audio está ya doblado al español sino porque tenemos que reconocer que la historia, que a priori no nos interesaba, engancha.
La joven Puleng Khumalo (Ama Qamata, "My Perfect Family", "Rhythm City") de 16 años, lleva la cruz de su familia. Su hermana, secuestrada al nacer hace 17 años, ha dejado un hueco irremplazable en el corazón de sus padres.
Con sus progenitores tramitando una separación debido al enorme trauma de haber perdido a una hija, Puleng decide investigar por su cuenta desde el momento en que se topa con la seductora Fikile "Fiks" Bhele (Khosi Ngema), hija de una aposentada familia, en una fiesta privada.
Puleng está teniendo problemas en su propio centro escolar debido a la noticia que inculpa a su padre de vender a su hija Phumele a una red de tráfico humano. Puleng es expulsada por comportamiento violento contra una compañera y es transferida a la escuela de Fikile.
Allí conocerá a dos bandos de estudiantes enfrentados:
- Los prestigiosos integrantes de la revista escolar: el fotógrafo Wade Daniels (Dillon Windvogel), la redactora en jefe y siempre reivindicativa Wendy Dlamini (Natasha Thahane) y la candidata a presidir la delegación de estudiantes Tahira Kahn (Mekaila Mathys)
- Los malotes del insti: La popular nadadora Fikili Bhele, el rapero Karabo 'KB' Molapo (Thabang Molaba) y la descarada Reece Van Rensburg (Greteli Fincham)
Blood & Water está dirigida por una de las directoras negras más reconocidas de Sudáfrica, la galardonada Nosipho Dumisa (Mejor director, Fantasia International Film Festival) y producida por Gambit Films. Se nota en la calidad narrativa la experiencia del equipo detrás de la cámara.
Un guión que, tanto si gusta más como si gusta menos, no deja demasiados cabos sueltos. En algún momento podemos estar en desacuerdo con la gratuidad de las motivaciones de los personajes para hacer encajar las piezas a conveniencia de los hechos. No está del todo engrasado ni surge de la naturalidad espontanea pero, aún así, el resultado global de los 6 capítulos mantiene una coherencia nada despreciable.
Los jóvenes actores se defienden con profesionalidad a pesar de su corta edad, especialmente Ama Qamata, Puleng.
El global de la producción resulta en un buen empaque final que nos sorprende manteniéndonos enganchados a la pantalla hasta los títulos de crédito que cierran la primera temporada.
Recomendable para aquellos que disfruten de los dramas adolescentes de la misma familia que "Amor 101" y 'Élite'. Además de ofrecer, por fin, una alternativa genocida a la de siempre.
Remplazamos a Hitler por Leopoldo II de Bélgica que protagonizó en el Congo una de las matanzas más feroces que se saldó con la friolera de entre cinco y diez millones de muertos. Entre hombres, mujeres y niños asesinados hay que considerar la alta tasa de mortalidad de la población autóctona debido a las enfermedades, el paupérrimo nivel de vida así como las esclavistas condiciones de trabajo. Por ello es que el intérvalo es tan amplio. Aun así, en un país de 20 millones de habitantes tanto si son 5 como si son 10 los millones de muertos, el número es astronómico.
El monarca Belga, Leopoldo II (1835-1909) aplicó una colonización particularmente brutal, sádica y cómoda pues tan sólo le hizo falta convencer a la comunidad internacional de la nobleza de sus propósitos en el Congo una vez le otorgaran de pleno derecho su soberanía.
En la Conferencia de Berlín de 1884-1885 donde 14 naciones se reunieron (entre las que se encontraban Francia, el Reino Unido, Estados Unidos y Alemania) y organizada por el canciller de Alemania, Otto von Bismarck, el monarca belga prometió proteger a sus habitantes de las redes de traficantes de esclavos árabes.
Estas naciones con intereses coloniales que pactaron el reparto de África, se comprometieron a mejorar la vida de los habitantes nativos del continente. En esta misma conferencia se le reconoció el derecho de posesión del Congo a Leopoldo II y, una vez propietario del país, el monarca ignoró el pacto de mejora de las condiciones para los paises africanos utilizando a sus habitantes para su propio interés.
Así quedó repartido el continente Africano después de 1885
En realidad movido por la explotación de los recursos naturales de caucho, diamantes y otras piedras preciosas, esclavizó a los congoleños y con la mano de obra nativa, Leopoldo logró una gran fortuna.
A la cama no nos iremos sin tomar conciencia de hasta qué punto llevamos años, milenios, utilizando las misma tácticas en menor o mayor medida. Un vez más, el HUMANO (Ver definición en nuestro diccionario de los conceptos CEC) se muestra demasiado humano.
La serie es un producto respetable que además nos tira un cabo suelto al que nosotros nos hemos enganchado para satisfacer esa curiosidad de ir aprendiendo con la ficción. En este caso un poco de historia reciente que alumbra el camino cavernoso de los interiores del alma humana.
Llevado al terreno del día a día podemos pensar en nuestro particular imperio, así como lo fue el Congo de Leopoldo y todos los usos que le damos a las piezas que en él viven: mascotas, familiares, amigos, parejas e incluso nosotros mismos. La colonización a gran escala sólo es una ampliación de nuestro pequeño campo de batalla. La novela de Houellebecq queda recomendada a pesar de las reticencias que siempre nos provoca dicho autor.
