¿De los realizadores y creadores Dick & Son?
A DICK, TED: A LOS JUEGOS DE PALABRAS nos remitimos, porque para lo que hay ver... mejor hablamos
Queridos realizadores, guionistas y demás equipo cretinativo:
Como si de Dickinson se tratara y sin pretensión alguna de ser lo que no somos, les vamos a mostrar nuestra total turbación y desconcierto mediante la presente. A ver si con las siguientes palabras somos capaces de sembrar el mínimo rubor en su defachatez tras lograr encizañarnos, definitivamente, con la que prometía ser otra de las series estrella de Apple TV+, y una de las más culturales.
Pues bien: todavía se cuentan como inexistentes entre las palabras contempladas por la RAE las que conseguirían expresar el grado de indignación, incredulidad y decepción del que ahora mismo somos víctimas.
Sin tanta floritura o envolada lírica, y ya ajustándonos a su justísima medida cerebral cúbica (y sí, bien cuadrada), les triangulamos esta pregunta con el objetivo de cerrar el círculo vicioso en el que las series feministas parecen haber entrado:
¿Se puede saber qué objetivos se persiguen pariendo semejante boñiga? Dick&Son como los creadores, suponemos, pero sin que sea Dick Whitman alias Don Draper tenga nada que ver con el responsable creativo.
Lo decimos con la gravedad abrumadora del que se topa con la manía persecutoria de la constante tendencia hacia la frivolidad. La necesidad de robarle la risa al público es ya una enfermedad crónica incurable que trastorna a su portador haciéndole caer a cada paso en falso.
ENTRAMOS EN MATERIA PESADA Y OSCURA
Entrando en materia pesada y oscura, les arrojamos unos cuantos argumentos que no se escudan en la burla sobre sus capacidades intelectuales ni ponen de manifiesto la abreviatura de su circunvalación mental:
Si anduvieron buscando, y queda públicamente patente de que así fue, la demostración del yugo generacional y de género que degeneró en esclavitud femenina, se equivocaron estrepitosamente en la forma de cubrir el fenómeno social para que éste no quedara en la cubierta encubierta de mofa y sarcasmo absurdo.
Una Emily Dickison pintada de pueril blancura que atestigua de su propia costumbre de vestir la virginidad ante la corrupción del mundo. Es por ello por lo que, quizás o casi seguramente, nunca abandonaba su habitación. La nece(si)dad del intercambio de palabras con sus semejantes debió desesperarla, y por ello en claustro se quedó intercambiando tan sólo palabras en espistolarias relaciones que condensaran la verdad más pura, limpia y central en base a la cual se erigía su mundo. Podría estar hablando de cualquiera de nosotros.
Es insultante la manera que han tenido a bien de caricaturizar a esta criatura excéntrica, sin duda. Este emponzoñamiento de lo extravagante con la ridiculez es otro de los malos usos que se hacen del lenguaje. Lo malo del ser anómalo es que frecuentemente es (con)fundido en conceptos grotescos, haciendo que la excentricidad se vea concéntricamente atraída por el peso de lo burlesco. No obstante, las insistentes alusiones a la oscuridad y a la muerte hacen de Dickinson un personaje más sombrío que arlequinesco y erraron ustedes al quitarle hierro al asunto mortuorio.
Tener un cerebro creativo y creador cuyo designio es el de servir a inteligencias menos creativas, un corazón capaz de consumir las llamas del propio infierno, una vitalidad ad vitam condenada a la muerte del aburrimiento, una sed de porqués exhacerbada por la prohibición del saber... Todo ello conduce inevitablemente a la desesperación, a la rabia e impotencia ante el querer, el saber que uno puede, y que en cambio no se podrá por la inquebrantabilidad de las barreras, tabúes y derivados que otros seres insignificantes construyeron para proteger su mediocridad del deslumbre de la brillantez. Dickinson, por su condición de mujer, se dio de bruces con todo lo anterior.
Digamos que su serie exhibe una considerada falta de tacto, que su exposición cómica es insulsa y le falta la pizca de gracia que sus gracias no nos provocan. Pecaron de la originalidad que expresa la genial vulgaridad. Las protestas de Dickinson no pueden quedar ahogadas en los reclamos de entrenimiento y el afán comercializador de las plataformas.
La serie es otra basura más de Apple Tv+ que irrumpe con la fuerza del camión del reciclaje que parece haber arramblado con los restos de los contratos que las otras cadenas nunca firmaron.
No hace falta que les agradezcamos su atención, pues en vistas de la que pusieron en el guión, mejor prescindir de ella.
FIRMADO: EQUIPO CEC SERIES
Para ser críticos, os tomáis la critica muy mal.
Decir que hacéis criticas diferentes porque os aburre las mismas, es narcisismo porque piensas en uno mismo y no piensas en los lectores, que quizás no estén aburridos o sí, habrá de todo, pero el enfoque es el YO. Es, de narcisistas pensar que las "muchas más webs" son "simples y llanas" y si no te gusta la mía pues no vengas. Dirían que "yo me desafío a mí mismo", podría ser, al menos en mi opinión, considerado narcisista. Luego indicas que no profesáis admiración excesiva por vuestras dotes, pero sin embargo, previamente has indicado que las otras webs son simples y llanas, en cambio vuestras criticas son "desafíos". Acabar mandando al fondo de internet a vuestros lectores, no sería narcisismo pero, a mi entender es falta de autocritica.