Toques de humo sin R
La clara de un huevo entre café con toques cítricos, arroz hervido y la piel de un limón. Tan ecléctica impostura nos provoca un hartón de buenismo que vomitamos "Carpe Diem" por el ano. Vamos a degüello, quien avisa no es traidor.
Coixet se queda cada vez más expuesta al pecar de lo mismo de siempre. Fuimos defensores de su cine cuando había algo por lo que luchar, un contenido profundo y sostenido y no una montaña rusa constante de subidas y bajadas que al final reposan en la comodidad y asentada aceptación popular de mitos, leyendas y clichés. Uno detrás de otro desfilan por la pantalla ante nuestra incredulidad. Isabel se queda tan ancha ante la tomadura de pelo reiterada. Sin pelos en la lengua se nos expone la importancia de la parte posterior masculina. "¿Eres de tetas o de culos?" "Usted perdone querida damisela, ni de lo uno ni de lo otro, yo soy de estómagos y nunca mejor dicho para Foodie Love."
Las actuaciones, para nuestro gusto, cojean tanto como la propia directora. Una Laia Costa monísima pero eso es todo. Un Guillermo Pfening divino pero nada convincente. Una pareja que protagoniza el sumum de la globalización, la tolerancia y el amor por y en la cocina. Una mezcla de orígenes y de conceptos que terminan en la nada más absoluta haciendo apología de la anécdota y el sinsentido. EH pero aquí no ha pasado nada, todos de buen rollete y nos comemos un tofu.
Opíparo contenido gourmet y una constante venta de humo. Que no, que no nos la cuelas Coixet. ¿Cómo puede ser que nos hables de relaciones, de conversaciones, de profundidades como las de compartir un pedazo de realidad y luego lo emborrones todo con una Plumb calcomanía clarísima del libro "Bienvenidos a Dietland"? Y Plumb no es realmente el problema sino la razón por la cual está presente en ese momento. No entendemos el cine de Coixet, realmente llegamos a esa conclusión tras mucha reflexión. No comprendemos sus profundidades si es que las tiene o sencillamente todo forma parte del discurso postural de que "lo diferente", como la propia Coixet, mola mucho aunque no lleve más que a la mera orgía de historietas que uno luego cuenta en una quedada entre colegas dándose una importancia cuya levedad se perderá en la memoria de los que la presenciaron.
Nuestras dificultades con el modus operandi de Coixet residen en el hecho de que percibimos como puramente anecdótico TODO lo que nos cuenta y no entendemos nada de su cine o de su serie. Nos aburre profundamente presentándonos la historia de dos personas que quedan para tomar un café a raíz de lo que entendemos como una app de búsqueda de pareja cuyos intereses comunes por la comida dan lugar a un intercambio de opiniones y gustos compartidos. De ahí surge la atracción y las posteriores citas entre comilonas y migajas de otros personajes que no pintan nada en la historia y que molestan tiñéndolo todo de un "carpe Diem" que aborrecemos.
Una francesa casada nos exhorta a tomar lo bueno del momento y de la vida aunque no signifique nada. ¡Que perdure la eventualidad sin futuro! Así nos va. Ella tomará cuanto se permita de un joven que le hace la corte y ahí quedará todo pues ella regresará junto a su marido.
La propietaria de un bar de cocktails en Barcelona que tiene la particularidad de llamar gato a todo lo que se menea y entre maullido, rugido y ademanes de arañazo termina por ahogar su desgracia en un botellín de cerveza mientras recoge los taburetes de su local.
Un japonés de pelo largo aparece como el poseedor de las mejores posaderas del mundo.
Una pareja brasilero-española propietarios de un café para gourmets que al final del día recogen en chiringuito y se abrazan por detrás mientras suena una música italiana muy romántica...
Laia Costa se fuma 5 pitis al día y para eso se pone la alarma del móvil ¿Para qué? Es que no entendemos estas peculiaridades tan diferentes y no porque recordemos que Tom Waits hace que le suene el despertador en plena noche para salir a fumar...
Y todo es así. Incisos que muestran una sucesión de lo que le importa a la directora pero que no dejan poso sino un pozo de prenguntas sin respuesta. ¿Tenemos que contentarnos con la observación de la belleza aparente y no zambullirnos en la fealdad de la realidad? Mmmmm... pues va a ser que no, va a ser que Coixet no es ni será una de nuestras directoras de cabecera. Y no, tampoco soportamos la contemplación inmutable de la pavada (por retomar términos) que se supone que nos tiene que reconciliar con la vida, el mundo y todos los habitantes sobre la faz de la tierra. Ni todo vale, ni apreciamos la multiculturalidad como nos la expone Coixet.
"Bueno, es sólo un café", "bueno, es sólo una serie" ¿Seguimos perdiendo el tiempo entonces? Nosotros no.
