Si alguien está buscando una serie feminista Mrs. Fletcher es sin lugar a dudas nuestra recomendación.
Cuando criticamos a "VIDA PERFECTA" alegando que tan sólo estaba haciendo un retrato de lo que se ve en la calle, sin ahondar o profundizar en los sentimientos o consecuencias de los actos de sus personajes estábamos pensando en respuestas como las que nos trae Mrs. Fletcher.
A parte de la clara debilididad por su actriz principal, Kathryn Hahn a la que ya vimos en Transparent y en la menos conocida pero excelente Happyish junto a Thom Payne, la serie ofrece el resultado de lo que expone VIDA PERFECTA.
La serie aborda en paralelo dos edades y sus correspondientes viajes personales y sexuales: una madre con síndrome del nido vacío (Kathryn Hahn) y su hijo que, habiendo llegado a la mayoría de edad, se encuentra en el primer año universidad alejado de una madre sobrepotectora, de sus amistades y de sus andanzas escolares. La libertad está por descubrirse y revelar la verdadera Naturaleza del lazo entre madre e hijo. Ambos, de diferente manera, se verán expuestos a la cruel y despiadada realidad. Veremos cómo les sienta.
En el inicio de la serie, Eve Fletcher, una madre soltera de cuarenta y tantos que trabaja como directora de un centro geriátrico, se ve condenada a vivir en soledad tras dejar a su único hijo en la universidad. Nos asaltan las obviedades y queremos gritarle a la Fetcher que no se preocupe, que después de lo visto estará igual de sola que antes porque su hijo no es que pase de ella sino lo siguiente. Es el máximo exponente del aprovechamiento parasitario y toxicidad humana. Un chupoptero en toda regla del que mejor quedarse a la mayor distancia posible. Veneno a punto de caramelo.
Mientras que Eve sufre ante la perspectiva del vacío, su hijo, Brendan (Jackson White) encuentra que la universidad es un poco más complicada de lo que esperaba y lucha por encontrar amigos entre sus compañeros más avispados en los ámbitos social y político (¡oh sorpresa!). Cuando madre e hijo se encuentran, cada uno, solos por primera vez, deberán confrontar el presente de sus miserias y miedos así como pasado y futuro.
Esta serie es aguda y provocativa. Maternidad, responsabilidad, sexualidad, patriarcado y roles sociales, amor e indentidad personal son las cartas que se ponen sobre la mesa desde el inicio de su capítulo piloto. Alto y claro sin aparentes ases en la manga, Mrs. Fletcher hace su entrada irreverente por la ancha puerta de HBO.
Después de haber sido madre soltera (y a mucha honra y con demasiado orgullo), después de haber intentado criar al bastardo de tu hijo, después de llegar a la edad adulta y darte cuenta de que es un despreciable ser, después de ver cómo desfila tu vida ante tus ojos y ves el fracaso que ha sido tu proyecto de humano a tu imagen y semejanza. ¿Qué haces? Si ya no hay vuelta atrás, si todos esos años dedicados en cuerpo y alma a una supuesta finalidad superior fracasan, si tus expectativas fueron sin dudarlo otras ¿Cómo librarte del sentimiento de culpabilidad por haber fracasado como madre, como mujer y como ser humano?
¿Tanto deseabas la maternidad? Ahí la tienes tu maternidad, un tío de 18 años que no ofrece respeto alguno por nada ni por nadie. Un fiestero, engreído y prepotente al que tú y tu maternidad le dáis igual. Un ser de despreciable bajeza humana. Y sí. ES TU CULPA. Es tu culpa por haber traído al mundo alguien y volcarte en él olvidándote de ti y no haber sabido revocar la situación cuando todavía era salvable. "Pobrecito" ¿Pobrecito? Mira el pobrecito en qué se ha convertido, en una lacra social y personal. Una mosca cojonera del sistema cuya existencia tendremos que pagar los demás porque por este tipo de cara duras acabamos pagando todos. Los listillos de medio pelo nos perjudican a todos y sólo porque unas madres incompetentes no han sabido hacer su trabajo. Y lo peor de todo es que ni siquiera son ellas las culpables sino el sistema de perdón generalizado.
Algunos dirán "amor incondicional", nosotros decimos "incondicional estupidez" porque el amor debe tener límites. El amor por encima del amor propio, por encima del autorespeto, por encima de uno mismo NO ES AMOR (lo vendan como lo vendan). Cuando uno deja que lo humillen, no se ama a sí mismo y por lo tanto no puede saber lo que significa amar ni puede enseñar a amar A NADIE.
El amor no es lo que nos dicen que es, ni todos esos mensajes de cegadora imbecilidad. El amor es primero y ante todo respeto por uno mismo. El que se respeta, se ama, sabe hacerse respetar y por lo tanto puede hacerse querer. El que mendiga amor y no tiene reparos en dejarse pisar, sodomizar y abusar acaba haciéndose daño, acaba perdiéndose y las heridas y hendiduras que se soportan son tan profundas como difíciles de sanar.
Recuperar o empezar una vida tengas 18 o 40 es tarea difícil la diferencia entre las dos edades es que si bien en la primera uno carece de experiencia y tiene innumerables expectativas, en la segunda uno carece de expectativas y posee una experiencia más o menos acorde a su persona además de marcadas vivencias y recuerdos cuyas laceraciones impiden un manejo óptimo de los sentimientos y acciones.
Veremos lo que les depara el futuro, un magnífico final de capítulo que nos deja con un efecto cliff-hanging totalmente hung y ebrios de ganas.
