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Este lunes 30 de noviembre de 2020 es el día del estreno en Movistar Series, con doble capítulo, de 'Baghdad Central'.
Baghdad, marzo 2003. Tras la caída de Saddam Hussein, el ex inspector de policía Muhsin al-Khafaji (Waleed Zuaiter) ha perdido prácticamente todo. Con su hija mayor Sawsan al-Khafaji (Leem Lubany) desaparecida y su hija menor Mrouj al-Khafaji (July Namir) gravemente enferma de lo que parece ser una insuficiencia renal crónica que precisa de diálisis y quizás un transplante de riñón.
En noviembre 2003 Iraq estaba bajo la ocupación y el control de una coalición principalmente estadounidense y británica. El capitán John Parodi (Corey Stoll, "House of Cards" "Billions") deja patente su amor por los británicos encabezados Frank Temple (Bertie Carvel, "Los miserables"), un ex oficial de Scotland Yard dedicado a restablecer una presencia policial liderada por iraquí en Bagdad.
Muhsin se verá obligado a colaborar con las fuerzas de la ocupación que prometen todo lo que su país no puede proveer: la dedicación de los profesionales médicos que la situación de Mrouj requiere y el acceso a información que podría llevarlo hasta Sawsan.
Crítica de la serie BAGHDAD CENTRAL (Movistar Series, Channel 4)
La cultura se encadena en esta serie basada en la novela homónima del estadounidense Elliott Colla especializado en literatura y cultura árabes. Actualmente es profesor asociado en el Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Georgetown.
"La cuna de la civilización" mece un complejo entramado de relaciones internacionales que miden sus fuerzas en territorio ajeno focalizándose en la vida de los iraquíes. Una serie de alta conciencia social que se acerca humanamente al dolor, al aprovechamiento y a las injusticias sufridas por todo un pueblo que tuvo que encajar situaciones de las cuales sólo los responsables causaron. En esta época que nos toca vivir, es una serie que nos puede alumbrar muchos de los caminos marcados de altruismo encubierto, ayudas supuestamente desinteresadas apleando a la solidaridad de un buenismo puesto al servicio del poder.
Un aumento de la inestabilidad política, económica y social con brotes de violencia civil y de la creciente tensión entre las parte que desembocó en la guerra civil iraquí de 2014 y quizás en la próxima guerra española de 2020 con la hegemonía republicana y anarquista. No lo dudéis, CEC tendrá su partido político de incorruptibles agujeros anarco-femi-nazis luchando por la libertad de palabra y dinamitando la rectitud social.
La ambigüedad moral de los representantes de cada país que nunca se sabe determinar para qué equipo juega y al final dilucidar que, como todo humano, juega en favor de casa. Unas motivaciones delicosamente opacas, hablamos de la serie, interpretadas a nuestro parecer excelsamente por Carvel y Stoll.
Un duro papel de policía a la vez que conmovedor padre encarnado por Waleed Zuaiter que nos descorazona y arranca más de una lágrima. Una fantástica interpretación a nuestros ojos que debe navegar entre el hielo y el fuego a la par que entre los dos colosos de egos sobredimensionados. Un desafío a través del cual pasa haciendo un majestuoso slalom.
Unas obsevaciones no desprovistas de acidez que dejan muy clara la posición de la producción "Si puedes usar gafas de sol y mascar chicle, puedes ser un soldado estadounidense". El sufrimiento y humillaciones infligidas a Khafaji a la hora de ser interrogado y coaccionado para su "voluntaria" colaboración son sólo parte de lo que se puede observar al principio y no seguimos para que no podamos ser tachados de "spoileranos".
Una conspiración liderada por la profesora de universidad Zubeida Rashid (Clara Khoury, "Homeland") haciendo acopio de estudiantes universitarias, un empoderamiento de la mujer que descubrimos bajo la fachada machista de este país.
Una serie que vale la pena ver en versión original por la multitud de idiomas y acentos de los que está enriquecida, algunos un poco complicados de comprender si no se dispone de subtítulos pero que tras los primeros minutos de acoplamiento auditivo, pasan totalmente desapercibidos.
Grandes diálogos que exhalan humanidad, personajes construídos firmemente desde unas profundidades bien enraízadas que no pecan de las desviaciones británicas y que nos transmiten el valor de la humanidad, aquello que nos hace iguales en todas partes del mundo. Padres que aman a sus hijos, que sufren, padecen y se saltan su propio bienestar y valores por el amor incondicional que claramente no podemos entender desde aquí.
Si se tiene la oportunidad de ver, se recomienda para estos días de cuarentena forzada. A ver si podemos reflexionar un poco y empezar a aceptar que unos nuevos paradigmas sociales se abren paso.
