
MIEDO Y ASCO EN HBO
'Euphoria', recién estrenada en español en HBO España, es una serie alarmante y profundamente perturbadora. Después de ver el capítulo piloto, y teniendo en cuenta toda la animadversión que puede suscitar, concluimos que no puede tratarse de un divertimento cualquiera hecho a la ligera. De trivial no tiene nada.
Por la crueldad de su narrativa y los planos despiadados a bocajarro y sin tapujo alguno, no puede tratarse de una serie más. La repugnancia que provoca no proviene de los clichés del género "serie para adolescentes", sino de que el espectador se ve sometido a unas imágenes que -en ciertos momentos- rozan lo nauseabundo.
Y mucho nos tememos que es el reflejo de una realidad palpable de la que tenemos indicios visuales pero de la cual estamos totalmente desconectados, precisamente por haber pasado ya la pubertad. Recordamos con pesadumbre el "¿Has visto lo que hace la pija de tu hija?" porque en esta serie la que no es una fresca es mojigata.
'Euphoria' no es en ningún caso una serie para adolescentes, sino más bien un desesperado toque de atención que debería servir para alertar a la sociedad sobre los efectos de las medidas "educativas" que estamos permitiendo. La tecnología, internet, las redes sociales y su impacto en el cerebro de las nuevas generaciones está siendo devastadora. El desenfreno y la ausencia total de cualquier tipo de inocencia son las pautas que marcan el ritmo de nuestra 'Euphoria'.
A los adolescentes ya no les queda nada por descubrir: está todo dicho y hecho, e incluso sobrepasado. Estamos creando perfiles muy claramente dibujados que responden a una clasificación simplista de la realidad. El maniqueísmo se abre paso ante nuestro rechazo y repugnancia.
La aversión que causa la serie no puede ser el resultado fortuito de un realizador que no persigue algo en concreto.
Drogas, sexo duro y vacío existencial se combinan para crear una edición avanzada de gran hermano, que tiene el efecto real de una jarra de agua helada sobre la espalda.
Mucho cuidado: tema a tratar con la seriedad que merece, pues estamos creando monstruos sin darnos cuenta. Veremos como prosigue la serie... todo apunta en la buena dirección, siempre y cuando el dinero y el poder no la dobleguen.