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Viernes, 26 Febrero 2010 07:41

Solemne y austera, la noche imprime su paso

Escrito por  Publicado en Relatos: Cosecha Propia - Autores de CEC
Revelación del dulce licor y del humo esta noche en la que vagar por las calles desiertas sin más compañía que la de uno mismo es divagar hacia la claustro del pensamiento. Es bajar a las mazmoras donde anidan las palabras que deben ser liberadas por el abandono de la reflexión. Es elevarse de lo mundano que nos corroe la sensación.

Van fluyendo hacia la superficie, se identifican con un sentimiento y cada una, a su debido turno, se enfila y se alinea con la siguiente.
Paseo Nocturno por Madrid 6

Image by Antonio Tajuelo via Flickr


Calles desvestidas se muestran tal cual son, tranquilas y plácidas, recogidas sobre sí mismas. Las casas reposan en la afonía de la noche y mientras tanto un cántico retumba en mis oídos.

No ocurre, nada... todo yace bajo las sábanas del atareado día que asoma. Merodeo sin prisa notando el soplo cálido de la amenazante primavera. Noto la vida renacer, el pulso y la excitación que produce el despertar del arduo invierno. Los amores que se dibujan en las ventanas de las casas de veraneantes.

El sol abrasador tostando la piel de bañistas y alguna infidelidad colándose por la puerta de atrás de demasiados años de matrimonio y esperanzas quebradas por la realidad. Pérdidas de memoria selectiva inducidas voluntariosamente para evitar las excusas y culpas que tanto nos incomodan. Pesan lo años. Ciclo a ciclo perecen y nos vamos haciendo más mayores. Las crisis existencialistas pasaron y ya no queda ni el polvo de la siembra de dolor que provocaron.


[35/365] Farola

Image by unpatitodegoma via Flickr


Descomposición recompuesta por el autoconocimiento de las quimeras de la vida, autoengaño público y privado. Nos pertenecen a todos.
Tímidas, las farolas son el alumbrado público al que pocos privilegiados aquejados de insomnio asistimos. Solemne y austera la noche imprime su paso.

Autodestrucción y suspiros del alma añorante ahogados entre alcohol y drogas queman enajenando la vida y sumen la mente en un letargo paliativo que no deja de ser adormecimiento. La realidad no se esfuma en la inconsciencia voluntaria y al despertar todo continúa dibujado igual