UN CORAZÓN EN INVIERNO (1992)
"Stéphane trabaja con Maxime haciendo y reparando violines y otros instrumentos de cuerda. Un día Maxime le dice que se ha enamorado de una joven y bella violinista, Camille. Los primeros encuentros entre ésta y Stéphane son algo fríos, pero poco a poco ella va sintiéndose atraída por el frío e imperturbable socio de su novio".
El argumento de esta inspiradísima película se presenta así, y no puede ser de otra manera. Porque Maxime y Stephan, los protagonistas masculinos, no son amigos. Quizás uno de ellos lo piensa (Maxime), pero el otro no lo siente (Stephan). Y aunque el tema de la amistad es rozado por la trama del excelente guión del filme, esta película trata de otras cosas. He leído en muchos sitios que esta es una historia de amor. Escribo esto para dejar un contraste a dichas interpretaciones de crítica y público.
La película pone en tela de juicio algo que a todos nos concierne. El eterno debate entre las emociones y la razón, entre dejarse llevar por los sentimientos o efectuar el control sobre los mismos. Este es, sin duda, el gran tema del filme.
Y es algo a lo que nos enfrentamos cada día, intentándolo gestionar lo mejor posible, ya sea en nuestros hogares o fuera de ellos (en el trabajo, en nuestras relaciones sociales, etc...). Y lo curioso del caso es que, aunque nos pasamos el día debatiéndonos entre mostrarnos fríos o cálidos de cara al resto, de apasionarnos o de controlarnos, no sólo no nos damos cuenta en la mayoría de ocasiones sino que es un tema del que hablamos muy poco y reflexionamos aún menos.
De ahí el gran valor artístico y cultural de este filme, puesto que no solamente escarba en él con genialidad, que ya es mucho decir, sino que permite al espectador situarse y reconocerse o no en los distintos casos expuestos, que giran alrededor del tema ya citado, y es por ello que no dudo en recomendarla a todos aquellos que quieran aprender viendo buen cine intimista, que en muchas ocasiones, como la presente, resulta que es cine francés. Al poco tiempo de empezar el metraje, dos preguntas han surgido en mi mente:¿por qué no pueden hacerse películas así en nuestro país? ¿por qué cualquier producción española tiene que estar siempre manchada de humor? Preguntas sin respuesta, aunque todos la sepamos o sospechemos...
El guión es maestro porque nos expone el tema analizado desde múltiples puntos de vista, y lejos de darnos una solución, o en el peor de los casos, una fácil moraleja, esta historia nos muestra un abanico de posibilidades tan amplio como para que cada uno de nosotros nos veamos reflejados en alguna de ellas. El filme juega con los conceptos de frialdad o calidez aplicada a los personajes, mostrándonos en primer lugar a una bella joven que actúa bajo un comportamiento congelado (
Emmanuelle Béart), aunque ésta, cómo no, será tan sólo sea una máscara surgida de los diversos traumas y laberintos mentales, para luego darnos a conocer a un hombre que sin duda es
el real corazón en invierno del título.
Un hombre que ha aprendido a controlar y/o rechazar todas sus emociones (el film no define muy bien el por qué, puesto que la intención no es centrarse en sus experiencias previas), con lo cual suponemos que se asegura una regularidad en su vida, sin grandes altos ni peores bajos, aunque eso también le condene a una existencia gris que no le permite excepciones, aunque llegue a sentirlas. Normalmente muchos corazones en invierno o seres vivos muertos en vida que andan por el mundo, deshielan cuando creen conocer a alguien que les atrae o interesa, pero no va a ser el caso de nuestro protagonista, almenos en principio...
A través de este hilo central, se nos mostrarán, en un acertado segundo plano, algunos ejemplos y situaciones que, indirectamente, tienen que ver con la inicial. Podremos observar cómo la frialdad tiene sus recompensas, pero también sus deudas, y todo esto podremos planteárnoslo en una brillante escena, casi tocando al final de la película, donde alguien que desea dejar de vivir necesitará del frío de nuestro individuo protagonista, cuando aparentemente goza del calor insuficiente (para la situación concreta) de sus más allegados, de aquellos que más le quieren. Pero en esta misma escena, nuestro protagonista hivernado observará, ejecutando su frío, como a pesar de los riesgos, el calor siempre puede ser necesario. Estamos ante la paradoja de siempre aunque en otro contexto: las personas siempre quieren tener lo que otros tienen según el momento que viven, y en cualquiera de los casos, se preguntarán si el camino escogido, sea cálido o frío, es el mejor.
El balance de los sentimientos está presente a lo largo de todo el metraje, y nos rebela un desequilibrio total en la mayoría de los personajes, lo cual no hace más que destacar su invierno de madurez, dibujándonos un mapa en mi opinión muy realista de cómo está funcionando la población mundial en estos asuntos privados a día de hoy. Es precisamente por ello que creo que el visionado pausado de esta "delicatessen" es un ejercicio adecuado para todos aquellos que estén dispuestos a re-equilibrar su mapa emocional y a todos aquellos que disfruten de unas buenas historias mínimas, unos personajes intensos y un cine elevado en sus vuelos más íntimos.