Nunca he sido un defensor a ultranza de Kristen Stewart. Siempre he pensado que tenía sus limitaciones y que ni siquiera era una mujer despampanante para protagonizar cierta saga vampírica.
Por el contrario, Jesse Eisenberg me parece uno de los mejores actores de su generación, quizá el más inquietante; y, normalmente, garantía absoluta de que el film que vas a ver será como mínimo interesante.
Lo mismo pasa con American Ultra. Una historia de violencia sangrienta, agentes secretos, CIA, mucha irreverencia y… poca sustancia.
Los problemas son muchos y las soluciones pocas. Desde un guión manido y fácil hasta unos personajes completamente estereotipados y fuera de lugar. Nadie puede cree que Eisenberg sea un letal ex agente, pero si encima sigue siendo el mismo personaje lánguido y frágil de todas sus películas, esto termina siendo por momentos incluso ridículo.
¿Acaso no se podía haber puesto un poco más en forma? ¿O quizá haber aprendido como se golpea a alguien? Ni siquiera Stewart, su novia de ficción, termina creyéndose la historia de Jesse y observa a este con cara de: "¿Qué coño estás haciendo?"
American Ultra bebe de fuentes como las de Jason Bourne tomándose demasiado en serio a sí misma cuando lo más sencillo habría sido parodiar un género que daba para ello y mucho más. No olvidemos que Matthew Vaughn ya lo hizo en 'Kingsman' con muchísimo más éxito y cariño por el proyecto.
¿Que si al menos entretiene? Para nada. Nima Nourizadeh no se ha tomado la molestia ni de rodar bien las escenas de acción.
Un absoluto despropósito.
