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Jueves, 10 Septiembre 2015 10:48

Crónica del concierto de Miguel Bosé en el Palau Sant Jordi de Barcelona

Escrito por  Publicado en Crónicas de conciertos 2023-2024

Había un hombre en España que lo hacía todo.

Durante casi 40 años estuvo en la cresta la de la vanguardia musical de nuestro país. Fue el primero en pintarse la cara y en llevar falda… El David Bowie español llegué a oír en los ochenta.

Cierto es que Bosé ha cosechado un buen puñado de hits a lo largo de su carrera. Yo en particular soy muy fan de su música en los noventa que de la anterior época que le encumbró.

11 Maneras de Ponerse un Sombrero, Laberinto, Bajo el Signo de Caín y desde luego aquel Los Chicos no lloran, fueron discos con los que Miguel demostraba estar en total plenitud.

Pasaron dos décadas y se convirtió e un divo o un Mesías. O al menos eso creyó él. Sus dos Papitos, sus eternas giras, las estrambóticas colaboraciones… Bosé había perdido el rumbo de una carrera que poco o nada tenía ya que demostrar.

Y este año llegaba con su nuevo trabajo Amo y naturalmente con su particular gira Amo Tour, un disco electrónico que como era de esperar, no transmitía nada.

Prueba de ello es el concierto que Bosé ofrecía anoche en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

Realmente desmejorado, el que fue uno de los grandes sex simbols de nuestro país décadas atrás, mostraba enormes signos de desmejoramiento, ya no debidos a su avanzada edad, todos envejecemos y nuestro Bowie está a punto de cumplir 60 añitos.

El problema es una barriga con la que lleva amenazando unos cuantos y que ahora muestra sin complejos ni pudor como si de un hombre embarazado se tratase.

Vestido con túnica blanca uno podía confundir perfectamente al cantante con la la señora Doubfire sin pestañear.

No se confundan con mis palabras, lo de anoche fue puro espectáculo, como siempre innovador y con una tecnología rara vez vista en la música nacional, de alguna manera hay que invertir tanta pasta y desde luego Bosé se ha rodeado de los mejores diseñadores audiovisuales.

Lo que pasa es que a ciertas edades, cuando uno ha saboreado las mieles del éxito, afloran los egos y ocurre que nos hacemos horteras y nos creemos mejor que el resto. Ese ha sido el gran problema de este Amo Tour. Todo es grandilocuente y desmesurado.

El espectáculo parece más un show de Muse que un concierto del que en su día fuera el compositor de Don Diablo. Sus músicos, vestidos de riguroso blanco como nuestro Mesías, campan a lo largo y ancho del inmenso escenario a merced de un hombre que ha preparado con sumo cuidado y devoción un espectáculo donde la su estrella pretende brillar más que las propias pantallas del Sant Jordi.

Más de dos largas horas donde Miguel hizo lo que pudo, lo que su cuerpo le permite a estas alturas y donde la voz le jugó alguna que otra mala pasada.

Un repertorio que podría haber sido mucho más divertido de haberse decantado por la catarata de hits en lugar de haberlos presentado con cuenta gotas. Sí, sí, no faltaron Amante Bandido o Sevilla, pero se echaron a faltar obras cumbres como Los Chicos no Lloran o Manos Vacías que hubieran hecho las delicias de los allí presentes y quizá habrían puesto una nota algo más seria a tan artificioso espectáculo.

En fin, nos vamos pensando que aunque nos esperábamos otra cosa, no hay duda de que hemos visto a una leyenda viva y un titán. Con eso es con lo que nos quedamos… y con su barriguita también, ¿Por qué no?

FOTOS: Andrea Membrado.