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- Mal por la Ministra de Cultura, Angeles González Sinde, como ya es costumbre, por demostrar que no puede seguir en el cargo con unas declaraciones impropias de alguien con "cultura".
- Mal también por los creadores, por hablar ahora y callar anteriormente.
- Mal por las páginas de descargas, que no lo dicen todo.
- Mal por el Gobierno, empeñado en suicidarse.
- Mal por los políticos de la oposición, miedosos de participar en una medida tan impopular.
- Mal por los periodistas, columnistas, etc... por seguir la corriente a la gente.
- Mal por una celebración inconsciente, cuando todos sabemos que este paraíso de la descarga que es España, tarde o temprano se va a terminar.
- Mal por todos, que han decidido alinearse en lo que está de moda en esta nueva era: no decir toda la verdad, y escudarse en argumentos, en todos los casos, políticamente correctos, sin nombrar sus propios intereses. Porque esto es lo que también es todo este jaleo de las descargas: a parte de defender la libertad en internet, hay intereses por parte de todos.
Es lo que hay, y como siempre, no vamos a callarnos: hora de decir cuatro cosas que parece algunos no quieren escribir, ver o pensar, punto por punto.
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Mal por Angeles González Sinde: si pierdes una votación, la pierdes. Cuando se te acerca un periodista, y te pregunta sobre una posible dimisión, no puedes contestar, más si eres Ministra de Cultura, "y tú, vas a dimitir"?. Es un comentario fuera de toda lógica, educación y, precisamente, cultura. Aunque nadie diga toda la verdad, en esta situación una Ministra de verdad debe salir y admitir la derrota, no pensar inmediatamente en un recurso para el Senado. Falta de autocrítica y de saber estar, dos valores en declive en nuestra sociedad. Que nadie pida al ciudadano, luego, que admita sus errores y derrotas.
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Mal por los artistas, creadores, etc...: todos hemos visto, esta mañana, las declaraciones de algunos artistas, muy reconocidos, que no tienen suficiente con lo que ganan. La pena es que no se pronunciaran cuando cds, dvds y otros soportes ociosos tenían unos precios completamente descompensados. No leo a nadie que lo admita, haga referencia, proponga una alternativa. El último cd de Alejandro Sanz, uno de los que opinan, y que no pienso comprarme ni tampoco descargarme, sigue teniendo un precio, a todas luces, exagerado. Entiendo que el artista no tiene la culpa de ello, y que son las discográficas y demás 'intermediarios' los que más chupan. Apunten, entonces, adonde tengan que apuntar, si es que hay 'un par'...
Mal por las páginas de descargas, por no contar todo lo que tienen que contar. Usando el argumento de la libertad en internet, parece que hemos olvidado lo que realmente, los responsables de esas páginas, han estado temiendo durante los últimos días: tener menos visitas e ingresos de los que normalmente tienen. Nos parece muy bien todo lo dicho acerca de la libertad en internet, pero díganlo todo, puesto que, de lo contrario, no estamos diciendo toda la verdad, y el argumento a favor de la libertad y en contra de la prohibición, se diluye si lo pensamos bien o tenemos dos dedos de frente. Sea todo el mundo honesto, y no entremos en el juego, porque entonces también estamos haciendo política, y de la correcta. Asimismo, los usuarios y foreros: si se habla de libertad, háblese también de que el temor es no poder descargar series, películas y música, y que tenemos mucha suerte de estar en este paraíso de las descargas que es España.
Sean, además, coherentes: si no miramos a Europa, no miramos nunca a Europa, no sólo cuando nos interese. Y si no queremos prohibición, no la queremos en nada: hablo, por ejemplo, de la ley antitabaco. Los mismos que apoyan la prohibición de fumar, se hinchan estos días de hablar de la libertad en internet. Los mismos que dicen que no tenemos que ser como Europa, que lo digan también en todos y cada uno de los casos.
Y por último, en este punto, no seamos ilusos: toda esa alegría y celebración inconsciente porque la ley ha sido tumbada... Sólo hay que saber un poco de derecho, para intuir que el tema de las descargas tiene los meses contados. Al tiempo sino...
Mal por el Gobierno: no entendemos el camino kamikaze del Gobierno de España. Medidas impopulares como esta, son aprovechadas por el resto de partidos, que las sienten como agua bendita. Si lo que quieren es perder por goleada en las próximas elecciones generales, les podemos asegurar que lo van a conseguir. De todas las partes implicadas, no sabemos ver cual es el interés del Gobierno en todo esto.
Mal por la oposición: los partidos políticos que votaron en contra de la Ley Sinde lo hicieron, simplemente, para no verse involucrados en una medida tan antipopular. Les felicitamos por no ser tan kamikazes como el Gobierno, pero que se ahorren el resto de argumentos: creo que todos sabemos que, la mayoría de ellos, votaron sin ningún tipo de ideología clara, ni de pensamiento concreto sobre este tema. Cualquiera de estos partidos puede, en un futuro, ser clave para que esta ley, que ya no será la ley Sinde, se haga efectiva. Así que mejor callen, y felicidades por el acierto populista, nadie les señalará con el dedo.
Mal por los periodistas y columnistas: malos tiempos para la prensa escrita, por no hablar de la radio y la televisión. El periodista se pone siempre de lado de la mayoría, y no hay nadie capaz de emitir una crítica completa a todo el panorama general. Todos saben que hay mucho más de lo que hablar, pero lo fácil, bajo los dictados de sus propios directores, es no meterse con la mayoría. Así, si algún día hemos llegado a ver portadas de periódicos con frases típicas de "El diario de Patricia", hoy vemos como no hay nadie capaz de decir las 4 verdades que se han quedado en la redacción de todos los diarios. La cuestión no es opinar ni ser crítico con todo lo que no te parezca totalmente limpio, sino vender contentando a la masa.
Mal por todos. Seguimos instalados en las verdades a medias, las incoherencias que intentan no parecerlo, y sobretodo, coger unos argumentos que funcionen, que sean políticamente correctos cada uno según el caso, y utilizarlos hasta la saciedad, sin un ápice de autocrítica, y todo por lo de siempre: por los intereses de unos y de otros, siempre comerciales.
El dinero lo pudrió todo hace mucho: seamos conscientes de ello.
