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Martes, 09 Julio 2019 07:28

Las opiniones han pasado a ser sagradas y los hechos, libres: que no nos engañen

Escrito por  Publicado en La columna de Trajano
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Image via Wikipedia

Curioso es, por no decir enfermizo, y en cualquier caso preocupante, el camino que han los medios de comunicación y la "prensa" en general en nuestro país...

Hasta donde algunos sabemos, los hechos, es decir, lo que realmente sucede en nuestro país o en el mundo, los sucesos, eran sagrados. Las opiniones, por lo contrario, eran libres.

Nos encontramos ante un panorama periodístico en el que sucede justo lo inverso: los ciudadanos, quizás faltos de líderes políticos, espirituales, culturales y de todo tipo, tienen las opiniones de algunos columnistas de los periódicos y tertulias de tv y radio como sagrados, aunque éstos falten a la verdad.

Y así es como hemos pasado a esta delirante situación actual: Ahora las opiniones son sagradas, y los hechos libres. Cuidado: léanlo bien, porque la cosa se ha puesto, a parte de surrealista, muy grave...

Si nos fijamos en las portadas de algunos de los periódicos más lamentables de nuestro país, a los que se les ve completamente "el plumero", nos encontramos con opiniones completamente subjetivas en mayúsculas, y lo más preocupante de todo, anunciando hechos falsos. Ya no hablamos de algunas cadenas de televisión que montan tertulias y programas de varias horas hablando de temas fictícios, ya sea por hacer audiencia o para manipular a todo ser viviente.

Son estos los señores que se llenan la boca con el término democracia, y lo utilizan justamente para violarla, siendo esta palabra cada vez más maléfica, para inhabilitar a colectivos, cerrar periódicos o intentar prohibir que algunos colectivos se presenten a las elecciones, con el único objetivo de que algún partido político suba al poder y les haga los favores que necesitan para no parecer tan mediocres como realmente son.

Y lo peor: todo este fake general social influye en la vida de las personas: las palabras pasan a dominar el panorama, aunque los hechos demuestren lo contrario.