'Too Old to die Young' debería llamarse 'Bored to death'.
Tras concluir el primer episodio, POR UNANIMIDAD, decidimos abortar la misión de enfrentarnos a entregas consecutivas. No solo tenemos la sensación de haber perdido una larguísima hora y media de nuestro tiempo sino que nos han embutido una milonga sin pies ni cabeza.
Tras una música estilo Mr. Robot, la serie se disfraza de enigma constante pero al final ya sabemos lo que ocurre con las máscaras. No se puede vivir de ellas ni con ellas tampoco.
NADA en esta serie atrae nuestra atención, no es capaz de cautivar, emocionar, interesar lo más mínimo. A pesar de sus luces de neón, policías corruptos, drogas, mexicans matones y tanto esfuerzo por la puesta en escena, no hay manera de no reír ante tanta pretendida seriedad.
Planos interminables que enmarcan el inexistente mundo interior de los personajes y denotan un postureo clínicamente estudiado. Por detrás el vacío más absurdo. Los primeros planos y las fotografías encuadran el nihil pero no transmiten más que pedantería y un wanna be David Lynch. Lo siento pero Lynch sólo hay uno y a menos que se decida por hacer algo genuino y propio siempre será la sombra de él mismo.
No entendemos nada de lo que se prentende transmitir, no hay fondo sólo forma. Unos actores ingrávidos que deambulan por la pantalla haciendo gala de una mirada penetrante cuyo fruto es el deseo del espectador de que la tortura termine rápidamente.
90 innecesarios minutos de rodaje vacío que acaban enfureciendo al espectador.