Lo cierto es que Jon Bernthal puede estar orgulloso, 'The Punisher' es, sin duda, su mejor trabajo de lejos y los chicos de Netflix han hecho eso que sólo ellos saben hacer con este tipo de héroes de Marvel: sencillamente, otorgarles calidad.
Hasta aquí todo es innegable. De hecho, desde 'Daredevil' no veíamos guiones tan elaborados. Reconozcámoslo: pese a ser puro entretenimiento, todas las historias de 'Luke Cage' y 'Iron Fist' han quedado un poco cojas, al igual que Defenders.
'The Punisher' recupera el pulso con once horas de puro thriller, alguna escena de acción bien trabajado, y un pulso al dolor y a la rabia bastante contundente.
Todas estas capas hacen que un personaje como Frank Castle tenga muchas más profundidad de la que hasta ahora la gran pantalla le había otorgado, pero eso tiene un precio.
Al final, Punisher es Punisher y, si en su maravillosa aparición en la T2 de 'Daredevil' fue de las mejores cosas que le han pasado a Marvel, su spin-off queda cojo ante tanta cháchara y tan poca violencia.
Frank ya no es la bestia que preocupaba a Matt Murdock. Es más dócil y más humano.
Me ha sabido a poco. Quizá por esa brutal aparición en 'Daredevil', quizá porque amo la violencia desmesurada de este personaje, pero la realidad es que Castle se ha vuelto lento y aburrido.