
Dándome una vuelta por las concurridas calles de la gran ciudad, y después de observalas, una reflexión emerge por sí misma a mi inconsciente, y es la siguiente: ¿Cómo se puede hacer tanto el ridículo? O mejor dicho: ¡¡¿¿Coómo el capitalismo ha obligado a las personas a hacer el ridículo de manera tan espantosa??!!.
Y es que esta evolución natural del capitalismo que es este nuevo concepto del mismo llamado liberalismo económico,es tal que ¡ya no necesita del trabajo ni de los trabajadores para su funcionamiento! Sí, esta nueva forma de capitalismo ha inventado una nueva manera de vivir, y no me refiero a la nueva y tecnológica manera de vivir, sino a una nueva forma en la que el trabajo, el trabajo natural de toda la vida, ya no pinta nada dentro de los nuevos engranajes del nuevo capital...

Money (Photo credit: 401(K) 2013)
Un producir dinero, y aquí viene lo bueno, que a la práctica no viene ya del trabajo como hace tiempo, sino de cosas bien diferentes como es el tan famoso y especulativo dicho "hacer negocios'' y todas sus diferentes formas.
E
ste nuevo concepto llamado hacer negocio, aunque no lo parezca, afecta y crea nuevas reglas que, traducidas por ejemplo al ámbito del trabajador, se traducem en ese nuevo e indisoluble indicativo al trabajo hoy en día llamado productividad, con la que actualmente se mide absolutamente todo.

Money cash (Photo credit: @Doug88888)
Pero ocurre algo contradictorio entre este hecho y otra realidad que afecta al mismo trabajo, y es que la gran mayoría de los trabajos, en esencia no fueron ni están concebidos como meros medios de eficiencia productiva, sino como tareas básicas necesarias para solventar las necesidades propias de los seres humanos, y ocurre por ejemplo que jardineros, bomberos, médicos, reparadores de zanjas o farolas, investigadores o científicos, cuidadores, artesanos, blibliotecarios, maestros, la orquesta nacional o del pueblo, efectivos de limpieza y reparación, comerciantes y en definitiva la gran mayoría de las tareas, son de pura utilidad, de pura y básica necesidad, no de pura productividad, y por tanto no encajan del todo bien dentro de este nuevo orden social del capitalismo en su concepto de eficiencia productiva.
Y ocurre que al no encajar estos dentro de los nuevos cauces de productividad, las organizaciones creadas para regir los fundamentos del trabajo exigen al trabajador que, para ser productivos, éstos deberán de ajustarse a la ley de competencia; una ley de competencia que se mide siempre donde los mercados son más efectivos, o sea donde los costes laborales son más baratos, porque el nivel salarial es más bajo: a menudo, el trabajador cobra miserables salarios, estableciéndose estos miserables salarios como punto de partida de la ley de competencia, ley de competencia a la que tendrán que adaptarse los demás trabajadores del mercado global. En definitiva, adaptarse a un cobro salarial mínimo exiguo además de derechos recortados, como así nos exige actualmente desde Angela Merkel al Fondo Monetario Internacional o cualquier otro organismo internacional de comercio, avales y partícipes todos ellos del capitalismo.

45th Munich Security Conference 2009: Dr. Angela Merkel (le), Federal Chancellor, Germany, in Conversation with Yulia V. Tymoshenko (ri), Prime Minister, Ukraine. (Photo credit: Wikipedia)
Bien pues todo esto ya esta aquí, en España, donde ya se obliga a las personas a que para ganar un miserable euro, no sólo sea a base de hacer horas y horas, sino que incluso esto lo hagan con su mejor sonrisa aún a sabiendas que mañana les darán una patada en el culo y estarán de nuevo en la calle... en definitiva, robándoles además de su tiempo, también su dignidad.