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Domingo, 18 Octubre 2020 17:39

Crítica de la serie LA REVOLUCIÓN Netflix: Una amalgama de viejos conocidos en una sorprendente ensalada multicolor. Nada nuevo... y a la vez ¡lo nunca visto!

Escrito por  Publicado en Críticas Series 2023-2024

"La historia es un conjunto de mentiras acordadas" Napoléon Bonaparte

Con esta fabulosa entrada de Napoléon Bonaparte, nos introducimos en la nueva serie original de Netflix que nos llevará de nuevo a 1789, una fecha clave en la historia de Francia que coloca los finales del siglo 18 como punto de referencia entre el pasado y la sociedad actual.

"Dicen que la historia la escriben los vencedores. Olvidan decir que se reescribe con el tiempo, transformada por los libros, reinventada por los que no la vivieron"

Madeleine De Montargis (Amélia Lacquemant) introduce la historia narrada en primera persona y se remite al principio de los hechos, cuando en 1787 el hambre y la miseria se habían instalado indefinidamente en la campiña francesa apoderándose de los campos de Francia y de sus gentes. 

El cadáver de una chica, Rebecca, es hallado sin vida y con extrañas marcas. Un esclavo negro, Oka (Doudou Masta), es apresado, acusado de canibalismo y condenado a muerte por el asesinato de Rebecca. 

Un joven médico, Joseph Guillotin (Amir El Kacem), descubre que Oka es inocente y junto a su ayudante Katell (Isabel Aimé González-Sola) perseguirán al verdadero culpable del crimen. Siguiendo la pista de una mancha azul llegarán a descubrir una extraña enfermedad que se apodera de las personas y las obliga a alimentarse de otras: la sangre azul. 

Paralelamente, se descubre el idilio amoroso entre Albert Guillotin (Lionel Erdogan), hermano del joven médico, y la condesa Elise de Montargis (Marilou Aussilloux). Albert termina siendo enviado a Louisiana en 1782 para morir en el campo de batalla. Volverá a la vida para liderar la revolución.

crítica de la serie la revolución - cec series

"La Revolución" no sólo es una reinvención imaginaria de la Revolución Francesa sino que toda ella conforma una gran metáfora. Existe en Francia una enfermedad que impulsa a la aristocracia a asesinar a la gente común y Joseph Guillotin intenta curarlos pero al investigar una serie de misteriosos asesinatos, Guillotin descubre la existencia de un nuevo virus: la sangre azul que impulsa al portador a convertirse en vampiro, zombie o una mezcla de ambos. 

Mientras tanto, el liberador vuelve del reino de los muertos para preparar una revuelta. La lucha contra la enfermedad representa también la lucha contra la desigualdad, la hambruna de los pobres contra la insaciable voracidad de los ricos, el uso contra el abuso, la meritocracia contra el derecho divino de la aristocrática cuna de oro.

Ambientada en ese momento histórico, la parte abandonada a la fantasía produce un choque mental. Los elementos principales de todos los grandes géneros se encuentran en esta encrucijada que no sabemos cómo definir. ¿Diferente? Mala palabra para definir una serie, demasiado vaga y ambigua. Sin embargo, lo es.  ¿Interesante? ¿Sería este término más preciso? Lo que se aprecia es el sorprendente toque que no esperábamos. De ahí a decir que es atrayente, hay un buen trecho. 

Si bien es cierto que su puesta en escena no deja traslucir ninguna costura y que todos los elementos están homogéneamente integrados, no acaba de dejarnos fuera de combate. Ni su metáfora es tan rica, ni tan profunda, ni tan sutil como quieren hacernos creer.

Es una producción que aporta unos elementos clásicos bajo otra forma, con un fondo no del todo vacío pero que tampoco contribuye a nada en particular. Como siempre, pecando de ombliguismo, cada nación se preocupa de lo suyo y esta se quedó en 1789. Ahí seguirán por los siglos de los siglos, inamovibles.

Recomendada sólo en caso de querer aprender francés y la cultura del país vecino. Para todo lo demás, hay otros estrenos más suculentos. Lo que no entendemos es por qué los han concentrado todos este fin de semana y no los han repartido entre el anterior y este. Otro sinsentido más para el bote.