Metal: A Headbanger's Journey (Photo credit: Wikipedia)
Para mí esta era una película documental que ya de entrada presentaba varios alicientes: en primer lugar se trata de un documental sobre una música que yo, como el propio director Sam Dunn, escucho desde que era un chaval y en segundo lugar porque siendo también un gran amante del cine, no conozco ningún otro documental, realizado además por un antropólogo, que se aproxime con un mínimo de seriedad y rigor a un cultura, tan próxima y alejada al mismo tiempo, esas personas que visten de una determinada manera, que adoran una determinada música y que fácilmente hemos tendido a banalizar y que todos solemos llamar “heavies”.
Es cierto, por otro lado, que este documental surge seguramente cuando el mercado ya está preparado para hablar de él, cuando ya tiene una respuesta y cuando las camisetas heavies, las muñequeras de pinchos y quién sabe si pronto los cinturones de balas, se venden ya en las tiendas más “cool”.
Como suele pasar habitualmente con la antropología, a menudo nos interesamos por cosas cuando estas ya están a punto de dejar de ser lo que eran. Pero, en cualquier caso, es una alegría que “productos” como dicho film puedan salir a la luz. Mi crítica pudiendo adoptar tres perspectivas distintas: la de cinéfilo, la de antropólogo o la del amante de la música “heavy”, se centrará más en esta última, sin dejar de lado lo que en el film se puede ver de cinematográfico y también de antropológico. En primer lugar, congratularme de que por fin un miembro de una determinada cultura, colectivo, movimiento o como se le quiera llamar, pueda “estudiarse a sí mismo" como miembro de ese colectivo. En segundo lugar, es interasante apreciar el que parece haber sido un extenso trabajo de campo, sólo hace falta ver el gran número de entrevistas realizadas.
Ya sean a los propios artistas, a expertos en música, a otros sociólogos, las reflexiones propias del director como “heavy” y no tanto como director o como antropólogo y algunas entrevistas a otros miembos de esta “cultura”. De todos modos sólo con ver el enorme listado de créditos y de personas entrevistadas y consultadas, además de los viajes del director, nos hace ver que si bien no sabría decir si se trata de un estudio antropológicamente riguroso (pero de eso que opinen los académicos) el trabajo realizado ha sido extenso, documentado y además, y para mí ese es otro factor decisivo, hecho con amor. En tercer lugar, a nivel cinematográfico, el film es ágil, tiene un montaje ameno y divertido, el tono está lleno de humor, otra cosa para mi esencial para el resultado del film e incluso para la credibiliad de este. Un humor, tan a menudo necesario y más aún cuando, como es el caso, se habla, al menos en parte, de “uno mismo”.
Excelente el árbol genealógico sobre el heavy metal, una de las eternas discusiones dentro de este mundo, donde los subgéneros, los subestilos y las tendencias eran los árboles que impedían ver el bosque y que impedían darle ese mínimo grado de homogeneidad conceptual necesaria que todo objeto de estudio requiere. Dunn consigue en todo momento ser didáctico, muestra con orgullo la cultura que ama y a la que él considera pertenecer, con humor y desde su personal y discutible perspectiva "científica" pero sin pretender dar nunca una lección magistral sobre lo que él heavy es o no deja de ser. Por otro lado sin embargo, me resultó excesivo darle demasiados minutos a las nuevas tendencias del género, ya muy alejadas de lo que el heavy y el hard rock fueron en sus orígenes.
Para muchos, el heavy (o metal como algunos les gustan decir) ya no es lo que era, ya no hay demasiada identificación con las nuevas tendencias pero en estos casos siempre nos quedará escuchar una y otra vez a los Iron Maiden y olvidarnos de los Slipnokt. Pero en este film fue mágico ver y escuchar a Bruce Dickinson, al sexagenario y maravilloso frontman Ronnie James Dio o a un Dee Snider chulo, vacilón y genial en esa caza de brujas que a finales de los ochenta y principios de los noventa supuso la PMRC, con la esposa de Al Gore y sus moralistas amigas al frente y ese “parental avertising explicit lyrics avisando a los padres de lo demoníaco que resultava que sus hijos/as escuchasen ciertos grupos de música. El arte y la libertad de expresión siempre han tenido del lado de los moralistas a su peor enemigo, pero por otro lado, ¿cuantas ventas extras no supuso para algunos el llevar esa etiquetita?...de todo se aprende.
En cuanto a la estructura del film, se divide en numerosos capítulos: los orígenes del género, la masculinidad, la religón, el satanismo, etc. El origen obrero de la cultura heavy, personas que pudieron “librarse” de caer en las garras de una cadena de montaje como por ejemplo los miembros de Black Sabbath (la que a priori parece ser la primera verdadera banda de heavy de la historia) o años más tarde, por hijos de esos obreros, que tuvieron más o menos suerte, pero que tuvieron siempre el rock y el heavy como válvula de expresión y de escape. Referente a la indiscutible masculinidad (que no necesariamente machismo) del género, hay una metáfora de la socióloga Deena Wenstein que dice: “si un obrero tiene que demostrar su masculinidad, entre otras cosa con un buen uso de sus herramientas de trabajo, un buen “heavy” tiene que ser el mejor tocando su instrumento (habitualmente la guitarra)”.
Interesante también el análisis sobre el satanismo y esa medio-conclusión de que puede ser más bien una reacción a la expansiva moral cristiana de la cual tan hartos están muchos. Una pequeña contribución al mundo del rock y quién sabe si quizás también al de la antropologia. En todo caso es un documental recomendable tanto para los aficionados de la cultura "heavy", como para los curiosos ajenos y desconocedores de este movimiento que quieran saber un poco más de un género a menudo tan malinterpretado o menospreciado, que ya tiene una considerable tradición a sus espaldas; sin dejarse llevar por los estereotipos o prejuicios impuestos a nivel global por la falsa moral. Sam Dunn ya ha publicado un segundo volumen titulado "Global Metal" (2008), en esta ocasión decide ir más allá de lo mostrado aquí, con el objeto de investigar cómo el metal ha influenciado en otras culturas a través de la globalización.