El actor Colin Farrell, junto a Kate Beckinsale y Jessica Biel, son los encargados de protagonizar el "remake" de "Total Recall" ("Desafío total"), protagonizada en 1990 por Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone. No obstante, son muchos los cambios (todos a mejor) que se han introducido en la cinta, dejando sólo como semejanza, el hilo principal de la historia y un par de guiños a la versión original.
Nota importante antes de empezar con la reseña: Culturaencadena os recomienda verla en V.O. subtitulada, ya que el cambio de acentos de los personajes forma parte de la historia en sí misma.
Total Recall se caracteriza por un ritmo frenético con escenas muy cuidadas que recuerdan al funcionamiento de un videojuego. Y para muestra un botón: Ya en la primera escena tenemos una persecución futurista y cargada de adrenalina. A lo largo de los 118 minutos que dura la película, apenas hay dos escena más donde haya tranquilidad; el resto queda para un sin fin de persecuciones, explosiones, disparos y mucha, mucha acción.
¿Pero entonces, qué queda de la antigua Desafío total? Queda la esencia, la historia de un agente secreto futurista, que dudará sobre su propia identidad. La película no es una muestra gratuíta de acción y violencia, sino que tiene una historia de fondo profunda y cargada de redescubrimiento personal, donde Colin Farrel tendrá que elegir no sólo qué creer, sino quién ser.
¿Qué han quitado? Todo lo que sobraba. La acción se presenta en La Tierra (no en Marte, como en la original), en una Tierra devastada tras una guerra química que ha dejado apenas un par de espacios donde se puede vivir, uno de ellos está en la zona de Reino Unido y el otro al otro lado del planeta, en la antigua Australia. Además, la zona de Australia se ha convertida en la gran sometida a la zona de Reino Unido y miles de personas forman una resistencia que luchan contra el canciller Cohaagen. Además, los efectos especiales y la formación de las ciudades tienen un toque muy personal del director, que el espectador disfrutará.
¿Lo malo? Es una película muy frenética, con diálogos muy planos (conté hasta quince veces a la Biel decir "Shit! (Mierda!)", y otras tantos de Come on! (Vamos!)). También es un tanto previsible el comportamiento de casi todos los personajes, lo que le quita la profundidad del relato original.