La verdad es que esperaba con muchas ganas el estreno de la última película de James Cameron. Soy un gran aficionado a la ciencia ficción, y este señor ha dirigido algunas de las mejores películas de este género que he tenido la oportunidad de ver a lo largo de mi vida (¡cómo olvidar Aliens o las dos primeras partes de Terminator!). Si a esto le unimos que hacía 12 años que no teníamos película suya (desde Titanic), que tenía Avatar en mente desde hacía 15 años, que le ha dedicado jornadas de hasta 18 horas diarias, que ha llegado a crear para la ocasión un tipo especial de cámaras 3D, que ahora mismo es la película más cara de la historia y que todo parecía indicar que iba a suponer una revolución en el mundo del cine, las expectativas no podían ser más elevadas. Pero el resultado final, particularmente, no me ha dejado para nada la sensación de haber visto algo revolucionario.
Visualmente la película es muy atractiva, eso es evidente (faltaría más con el pastón que se han gastado), pero creo que nadie podrá afirmar que no lo hayamos visto ya. De acuerdo, hasta ahora el uso de las 3D se reducía básicamente a objetos que parecía que salían de la pantalla para venir directos hacia nosotros, y en Avatar la presencia de la tridimensionalidad es prácticamente constante y la sensación de profundidad está muy bien conseguida. Pero yo me pregunto: ¿esto es realmente revolucionario, o simplemente son mejoras? En algunos de los últimos estrenos del cine de animación (Up, por ejemplo) ya hemos podido disfrutar de la misma sensación de vértigo en los planos aéreos o de profundidad en los espacios cerrados. Y por lo que se refiere a los personajes generados por ordenador, pues también están muy bien conseguidos, las expresiones de los rostros son casi humanas y seguro que la tecnología de captura de movimiento es una pasada… pero qué queréis que os diga, tampoco me quedó la sensación de no haberlo visto nunca. No sé por qué me viene a la cabeza Gollum…
Y si hablamos del argumento y del guión, ahí sí que ya no hay por donde cogerlo. Supongo que el hecho de que nos guste más o menos dependerá en buena medida de nuestra edad. Si ésta ronda los 15 años, igual sí podemos pensar que es la primera vez que alguien hace algo así. Pero si ya contamos con unas cuantas docenas de películas a nuestras espaldas, seguramente sólo veremos una película de acción más, con buenos muy buenos y malos muy malos, el típico mensaje moralizante (en este caso profundamente ecológico) y con toneladas de clichés (¿alguien que se pasa al otro bando por amor? ¡venga ya!).
En resumen, nada nuevo en cuanto a la historia (todo lo contrario) y en el aspecto técnico le voy a conceder a Avatar el mérito de un mayor y mejor uso de las 3D, y también quizás de una (cierta) mejora de la tecnología informática de animación de personajes. Pero de ahí a afirmar que se trata de “la película que reinventará las películas”, como he leído por ahí, ni hablar. Mejoras, sí; revolución, no.
Dicho esto, debo decir que yo no he hablado de “típico mensaje ecológico” sino de “típico mensaje moralizante (en este caso ecológico)”, que para mí es diferente. Lo que he querido expresar (y no sé si he conseguido) es que cuando una película no tiene mucho más que explicar ni ofrecer es bastante habitual que nos cuelen un mensaje moralizante, que en este caso ha resultado ser ecológico porque en esta época “queda bien”, es lo que vende y es lo que Cameron ha aprovechado para darle un poco de contenido a una película que no deja de ser un blockbuster hollywoodiano típico y tópico.
No confundas esta opinión (que es la mía y puede no ser correcta) con que desprecie la ecología y con que no me preocupen las barbaridades que comete la despreciable raza humana con el planeta que ha tenido la desgracia de acogerla. Nada que ver.