No me parece apropiado calificar de pasable, vulgar, vacua o demasiado fácil esta comedia. Porque es una comedia que ciertamente se marca objetivos fáciles pero que toca los temas peliagudos con cierta distinción en referencia a sus antiguas creaciones.
Desde aquí me gustaría decir, es más digo, que
Sacha Baron Cohen ha elaborado un producto mucho más maduro de lo que fueron
Ali G o Borat. Si bien es verdad que tendían hacia la misma meta, que era la desenmascarar la estupidez humana y los estereotipos, éstos los alimentaban y quizás sea una de las cosas que deberíamos recriminarle. La consecución de estos objetivos se hacía de una forma ruda, poco elaborada y superficial cayendo en una serie de chistes facilones y gags sin demasiado interés más allá de la mera carcajada. No tengo nada en contra de la hilaridad sin más siempre y cuando no se caiga en el cliché o el caca, culo, pedo, pis.
Lo que subyace en cada una de las entrevistas y en cada uno de los gags va mucho más allá de la simpleza de la burla por la burla o la risa por la risa,
y es lo realmente importante del mismo, aunque quizás el espectador no acierte a verlo, más preocupado de reírse y atender a cual es la próxima broma.
Uno de los recursos más utilizados de Baron Cohen es sin duda alguna el sexo. Lo vimos en "Borat" y lo vemos en "
Brüno" y lo que es realmente escandalizante es que todavía llevemos el lastre cristiano encima que nos obliga a apartar la vista de una pantalla de televisión cuando, en compañía de otros (y esto es muy importante), aparece un pene. Lo primero es que penes hemos visto unos cuantos en vivo y en directo y que la diferencia entre los unos y los otros no es abismal. Lo segundo es que en la intimidad no nos avergonzamos de verlos entonces ¿Por qué la presencia de otros nos obliga a hacer gala de un falso pudor?. En tercer y último lugar forma parte de la anatomía humana y, por lo tanto, es algo natural ¿por qué tenemos que vivirlo como un crimen?
Es también notorio en Baron Cohen el echar mano de las diferencias culturales para denotar la hipocresía de las sociedades. Por supuesto lleva las situaciones al límite y es por ello que se ha merecido muchas críticas desfavorables. No sé bien lo que pretende retratar y no sé si lo que nos quiere transmitir es que somos todos igual de racistas, que lo aceptemos sin mortificarnos por ello, que la culpa del racismo no la tenemos nosotros sino los que han promulgado la "aceptación de las diferencas" en vez de fomentar la igualdad ya que la educación basada en denotar la diferencia para profesar la igualdad hace que, inevitablemente, nos fijemos en lo que nos es ajeno. No importa que le llamemos Europa o América que seamos blancos seamos negros (o Afroamericanos que siempre queda mejor dicha etiqueta), hombres o mujeres, niños o adultos, ya que, tanto de una parte como de la otra hay la no aceptación del prójimo.
E
ste filme es el mejor que ha hecho Sacha. Constituye una crítica mordaz en la que poco importa si las situaciones son buscadas, reales o fictícias.
Lo que subyace en cada una de las entrevistas y en cada uno de los gags va mucho más allá de la simpleza de la burla por la burla o la risa por la risa,
y es lo realmente importante del mismo, aunque quizás el espectador no acierte a verlo, más preocupado de reírse y atender a cual es la próxima broma. Es una creación más madura con un hilo conductor mejor definido y que aguanta prácticamente la totalidad del enervado de la trama.
Ataca la fama desde varios ángulos y el planteamiento es el siguiente: ¿Qué se debería hacer hoy en día para salir en la portada de alguna revista o aparecer en un programa de televisión?
Creo que todo el contenido tiene hasta tres niveles de lectura, por más raro que os pueda parecer, y lo argumento: desde la estupidez y vacuidad de los personajes públicos que los medios de comunicación y la brutalidad humana han ascendido a ídolos, pasando por los puntos de referencia masivos, hasta la traición de valores y contradicciones en las que dichos personajes han tenido que incurrir para convertirse en lo que son: personajes de dominio público.
Maquiavelo sostenía que "el fin justifica los medios", y esta obra lo que quiere poner de manifiesto. ¿Hasta dónde somos capaces de llegar para aparecer en las crónicas sociales? ¿Cuáles son las modas entre los famosos para estar a la última y no caer en el olvido?
Se pone en tela de juicio todo lo posible en tan solo 75 minutos: los apadrinamientos o adopciones de niños de países subdesarrollados y la misma masa crítica que aplaude la adopción o la beneficiencia de Angelina Jolie o
Madonna (cuyas vidas no pueden tacharse de moderadas o normales), y se muestra ferozmente en crítico en las imágenes de la adopción por parte de un homosexual que quiere llegar a ser famoso a toda costa. Los mismos que aplauden el hecho por una parte, llegan también a la conclusión de que el niño no es más que un complemento de moda que está siendo utilizado en beneficio propio.
Asimismo, se pone en entredicho el apoyo a causas benéficas y nombres tan sonados como los de Bono,
Sting o Elton John, que aparecen y desaparecen intermitentemente. Sin decir por qué para no desvelaros nada, hay que aplaudir a estos tipos, los mismos que he nombrado, pues hacen gala de un sentido del humor sanísimo al aparecer en la película como su propia parodia.
Señalar, en último lugar, que en torno a la moda y la fama giran infinidad de personajes totalmente ineptos, ofensivamente incultos y que, sin embargo, se lucran de la desesperación por ser famoso (consultores de causas humanitarias... Darfar... no digo más) de los plebeyos.
Todo esto queda patente en "Brüno", que bajo el manto de la aparente vulgaridad, va mucho más allá de lo políticamente correcto, mostrándonos su amarga visión del mundo. Una visión muy negra que podríamos contrastar seguro, obteniendo una imagen que podría ser distinta, pero es tan sólo su opinión y en ningún momento ha hablado de haber hecho un documental. No es el nuevo Moore, ya que el tono constante en su creación es de jodienda para que no se lo tomen en serio, pero yo me tomaría en serio gran parte de las reflexiones que nos hace este gay, porque denotan reflexión tras la observación.
No tiene por qué estar en la posesión de la verdad absoluta, es como leer una columna de opinión, sólo que en esta ocasión se plasma, con cierto sentido del humor, en imágenes. El maestro Schopenhauer escribía en vez de grabar con una cámara, y lo único a lo que asistimos al abrir uno de sus libros es a su opinión personal sobre ciertos temas. Brüno habría que tomarla del mismo modo, por más que queramos reírnos, sin dejar pasar muchas de las conclusiones.
Quizás la estructura cronológica no sea la óptima e incluso le sobren algunas escenas que quedan inconexas o que no se adhieren de la mejor forma posible, y seguro que no es ninguna obra maestra, ni lo pretende: en otras palabras, quizás podría haberse esmerado un poco más en la edición, a lo que es la consecución lógica de acontecimientos.
Muy recomendable en momentos distendidos y para romper el hielo entre dos personas, da para debate, y seguro, para unas risas. Verla no causa daño alguno e incluso puede inspirar a más de uno, por ejemplo, a una servidora.
Kevin Smith podría mostrar más preocupaciones con un cine muchísimo más sólido (Clerks)