Película acusada de extraña, loca, intrascendente, y cientos de cosas más, simplemente por utilizar un estilo grotesco y exagerado que algunas personas no pueden soportar. No seré yo quien diga que estamos ante una obra maestra, pero sí ante una interesantísima película que recoge todas las taras, traumas y tóxicos deseos que se acumulan en nuestra especie, tan cercana en ocasiones a la animal.
Apuesto a que si la ven fijándose en cómo desgrana y denuncia todas aquellas pulsiones humanas que hacen que nos perdamos en el trayecto de la vida, todos aquellos que ya la han visto y se ríen de ella, sabrán cambiar de parecer. Todos podemos reconocernos en alguna de las situaciones relatadas: falsas promesas, mentiras interesadas, otras piadosas, ambición de tener (dinero, posesiones o incluso a personas), celos, envídias, apariencias, venganza, palabras de amor impostadas con el fin de conseguir algo que necesitas o deseas... Oliver Stone parece que hizo inventario de estas taras humanas, que mezcladas con los traumas de los protagonistas, provocan situaciones extremas en las que todos, alguna vez, nos hemos visto envueltos.
Pero otra tara humana es que no nos gusta reconocer aquello que hacemos mal, ni recordar aquel momento en que nos comportamos como animales. Y es por eso que esta película no gusta, porque tampoco nos gusta verlo en pantalla. El espectador adopta una posición de incredulidad, de "vaya locura estoy viendo", en lugar de fijarse, detenidamente, en todas las pulsiones sacadas a la superfície en un filme que utiliza la exageración como recurso narrativo, y que la convierte además en un entretenimiento ligero, aunque solo en la superfície.
Una película que le puede gustar a todos aquellos que estén interesados en aprender sobre sus propios miedos, errores, frustraciones, traumas y debilidades, pero también a los que gustan de encontrarse con giros interminables y no busquen que todo sea "real" en un filme, y sepan apreciar también las exageraciones con intenciones.
Sean Penn interpreta al tipo que, debido a un fallo de su automóvil, llega a un pueblo de mala muerte donde dejará su coche a reparar. Su mano lleva una importante venda, y cada vez que le preguntan sobre ello (la curiosidad, otra de las características humanas), contesta que ha tenido un accidente. Pero pronto veremos un par de flashbacks que nos irán revelando más sobre lo que realmente le sucede en la mano, y sobre qué estaba haciendo cuando su coche dejó de funcionar.
Mientras el personaje del freaky mecánico le arregla el coche (Billy Bob Thornton), irá a pasar el rato en algún bar del pueblo. Hace mucho calor, y parece que su mente empieza a flaquear debido a ello. Pronto ira cruzándose con algunos de los personajes que lo habitan, viéndose metido y atrapado en un cúmulo de situaciones que la condición humana de los habitantes, y la suya propia, irán complicándolo todo hasta llegar a extremos surrealistas. Todo ello, aderezado con laomnipresencia de la ley de murphy, a la que también intentamos olvidar rapidamente, pero que todos sabemos que aparece de forma constante en nuestras ya de por sí desorientadas vidas.
Con banda sonora de Ennio Morricone, y un montón de temas musicales que se insertan perfectamente en la trama y el ambiente del pueblo, la película no deja de sorprender y no dejará indiferente a nadie. No es una obra maestra, eso debe quedar claro, pero creo que a muchos les puede interesar y a muchos más, divertir. Aunque la mayoría seguirá pensando que este es un film demasiado raro, completamente loco, y que no aporta nada, lejos de lo que yo opino de él. Probadla si no la habéis visto, miradla con el cerebro enchufado, con la intención de aprender a no cometer más errores típicos de nuestra especie, y disfrutadla, porque los contínuos giros y las situaciones, cada vez más surreales, dan para pasar un buen rato al lado de vuestro dvd.