“La vida de Calabacín” ha llegado a las pantallas españolas bajo la técnica de Stop Motion, para contarnos la emotiva historia de un niño de 9 años llamado Calabacín y sus amigos de orfanato.
Calabacín es un niño solitario de 9 años que vive con su madre alcohólica, pasa el mayor tiempo de su vida en su habitación jugando a pintar, crear cometas y formar figuras con las latas de cerveza vacías, que su madre va dejando tiradas por toda la casa. Un buen día su madre muere en un accidente doméstico y será un policía el que se encargue de llevarlo a un orfanato, para niños de su edad.
En un principio, le cuesta adaptarse a la nueva situación y sobre todo a confiar en la gente, poco a poco lo irá logrando con sus nuevos amigos, huérfanos como él, en especial con Simón, el jefe que va de duro y sabe la vida de todos los que habitan el orfanato, pero ese conocimiento sobre la vida de cada uno de sus compañeros, lo utilizará para el bien.
El sueco Claude Barras debuta en la dirección del largometraje con guion de: Morgan Navarro, Céline Sciamma, Germano Zullo, basándose en la novela de Giles Paris. Con diálogos profundos e incluso algunas frases que pueden ruborizar a los padres más pudorosos.
Una película dirigida con gran habilidad, ya que por una parte nos cuenta una historia dura, profunda, destinada a ser comprendida por un público adulto, tocando de paso las fibras más sensibles y por otro lado, nos muestra una animación aparentemente sencilla, de trazo lineal muy limpio y nada recargado, de colores llamativos y muñecos creados a partir de un combinado de materiales (espuma de látex para el pelo, silicona para los brazos, resina para la cara, tejido cosido a mano para la ropa) articulados alrededor del esqueleto y adaptados a la morfología de cada personajes. Con todo ello se adquiere la máxima expresión que se refleja, principalmente, en sus grandes y redondos ojos; el conjunto en sí, hará la delicia de los más pequeños. Una obra plasmada con gran habilidad y donde se apoya, en una sensible banda sonora compuesta por Sophie Hunger y la fotografía de David Toutevoix.
Una vez más el cine de animación está al servicio de los más pequeños y de los adultos, por igual. A los más pequeños para entretenerlos, a los mayores para emocionarlos y hacerlos reflexionar, sobre los problemas que provocan los adultos, como afectan directamente a los más pequeños y la necesidad de que los niños vivan una infancia de niños y no cargando con la pesada mochila, de los conflictos ocasionados sus padres.
Una apuesta diferente, valiente y pedagógica.
Recomendable para los amantes de la animación y de las situaciones familiares en particular.
MI NOTA ES: 7,5
ESTRENO EN ESPAÑA: 24 de Febrero.
PRODUCTORA: Rita Productions/ Blue Spirit Animation/ Gébéka Films
DISTRIBUIDORA en ESPAÑA: La Aventura Audiovisual