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¿Arte? ¿Qué es el arte?...
Sinceramente, después del documental he llegado a la conclusión que absolutamente nada lo hace ser especial. NADA.
Su gran mérito es que supo estar en el lugar idóneo en el momento adecuado, como la mayoría de los "artistas" que pueblan las estanterías de los comercios. Con esta rotunda afirmación no digo que todos los artistas comercializados carezcan de arte. Como buen loco no tuvo la capacidad de discernir entre lo real y lo irreal con lo que la búsqueda de la fama a través de su arte se materializó porque creyó en la posibilidad de llegar a hacerse un lugar en el panorama artístico mundial. Y así fue. La carencia de sentido del rídiculo y la firme convicción de que su música era "buena" le llevaron a lo más alto.
¿Por qué me niego a aceptar su producto como ARTE?
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Ya escribí en su día un artículo que versaba sobre el tema ("Arte en la basura", disponible en este weblog), y reafirmo mi opinión con este otro, que me sirve de ejemplo. Para mí el arte nació con la voluntad de expresar indirectamente nuestros pensamientos, sentimientos, ideas políticas o todo aquello que no podía decirse en alto por la represión de la libertad de expresión. Naturalmente ese es el arte en estado puro y que no sobrevive puesto que la "libertad" de expresión que se respira ha mermado nuestro ingenio. En cualquier caso, el arte ha ido virando hacia otros derroteros y apareció lo que llamo el "arte terapéutico". ¿Arte terapéutico? Sí, es el que nos sale a la gran mayoría de nosotros y que nos sirve para dejar aflorar sentimientos reprimidos en nuestro interior que de ningún otro modo consiguen emerger. Asistimos pues a la banalización del arte o, dicho de otro modo, el arte forma parte de nuestro inconsciente y todos somos artistas en potencia. Así pues, llego a la conclusión que el arte no es más que otro producto de la sociedad y que solamente tiene la estructura conceptual que socialmente se le ha querido dar.
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Por todos es conocido que los artistas suelen ser personas o ¿personajes? extravagantes muy a menudo calificados de "raritos" por la media de la población. Machado, por ejemplo, en plena vorágine creativa no tenía contacto con la realidad siendo su único mundo el tangible para él en aquel momento. Entonces, odio decir que este artículo es una contradicción que primero niega la genialidad de los dementes pero que después la enarbola y la reafirma. ¿No será acaso cierto que lo que ocurre en el caso de Johnston es que no logro contactar con su mundo interior y que no me transmite nada su creación, ni sus frases mostradas en la película, ni nada?
Pero luego se presenta el tema de las ramificaciones. Para que un artista pueda ser calificado como tal, hablo desde mi punto de vista, debe ser capaz de tener muchos ángulos de visión sobre un tema y debe ser capaz de transmitirlos sin ser repetitivo u obsesivo aún siendo nuestra existencia repetitiva y obsesiva. Digamos que la vida se resume en cuatro temas fundamentales. Es verdad, la vida no es variada. La vida en ella misma es monótona y lo que rige nuestra cotidianidad es siempre lo mismo. Cada día es igual al anterior. Podemos disfrazar el acto de la manera que queramos pero nuestro inconsciente sabe perfectamente que nos estamos autoengañando mientras el tiempo va pasando esperando nuestro fin. Hay que hacer "algo" mientras la espera se hace interminable. Nos hemos inventado conceptos tales como "el trabajo", "el ocio", "la familia", "las hipotecas", "las relaciones amorosas", "los problemas" etc. que distraen nuestra atención y nos dan una "razón para vivir". El motor de nuestra vida está basado en nuestra capacidad para inventar razones por las que vivir.
"The devil and Daniel Johnston", estreno en enero en los diferentes canales de canal +, un documental que en cualquier caso hay que ver.
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Réplica al artículo de Lara de Trier sobre Daniel Johnston. Genial letra de "True love"
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