Camille tiene 15 años, y está enamorada de Sullivan, de 19. Para ella, él lo es TODO, refrendando aquella teoría que manejan psicólogos, psiquiatras, psicoanalistas y demás fauna analítica de que el amor es el opio de las mujeres.
Sullivan la quiere "a su manera", pero lo que es seguro es que ella NO lo es TODO para él. El tiene sus 'inquietudes', a parte de quererla, y se siente agobiado por ella. Le duele que ella sufra y llore (no sabe enfrentarse a su dolor) cuando él se aleja (como es lógico, el chico está interesado también en otras cosas).
Entre los intereses de Sullivan, destaca un clásico de la raza humana: ir al extranjero a probar suerte. Vivir su aventura, buscar un mundo mejor, que no existe. Ser un nómada...
Todos los ahorros de este chico, Sullivan, tienen un único objetivo: salir de París, ciudad en la que dice no sentirse cómodo. Si no fuera París, sería otra ciudad, la que le hubiese tocado. Sullivan quiere hacer lo mismo que otros muchos seres humanos necesitan hacer: viajar, huir. Lo que no sabe aún, por su juventud, es que de quien intenta escapar es de él mismo, algo que no podrá hacer jamás, aunque dé la vuelta entera al mundo 20 veces.
La 'profecía' se cumple: Sullivan se va, prometiendo que durante los 10 meses en los que estará viajando, no se irá con otra, no la olvidará. Todos sabemos que sí lo hará: quien necesita aventuras, rara vez se irá de tu lado y acabará siéndote fiel, precisamente por eso: porque necesita aventuras, experimentar. Mejor dejarlo. Pero Camille, corazón puro, íntegro, y sobretodo inocente, sí le cree, y le será fiel: le esperará. Desde el primer momento en que Camille tiene lejos a Sullivan, somos testigos, siempre con la sutileza por delante, de su sufrimiento y del paso del tiempo...
Sullivan escribe cartas a Camille, y nosotros somos testigos de ello. La chica abre el buzón, delante de nosotros, en infinidad de ocasiones. Sullivan no quiere llamarla, alegando que le duele demasiado oirla triste. La única realidad es que, como la mayoría de seres humanos, es un cobarde.
Las cartas van degenerando, tanto en espacio de tiempo como en su contenido, hasta que, de una forma cruel, como quien comenta el tiempo que hace en la ciudad de turno, le escribe confesando que ha estado con otra, y la remata con un "voy a dejar de escribirte". Las cartas terminan, el sufrimiento de Camille sube.
Lo vive en silencio, para ella misma. Qué remedio, pues la chica tiene una familia donde la incomunicación reina: una madre amargada, un hermano que vive en otro mundo, y un padre que, aunque parece ser el único que sabe interpretar las expresiones de su rostro, está demasiado condicionado por la madre y por la vida de adulto como para poder hablar sinceramente con ella. Para comunicarse con ella, prefiere pedirle que le traiga el café, pues él está ocupado descansando en la cama. PANORAMA BURGUES TIPICO.
Las hojas del calendario van pasando, y la transformación de Camille, ante nuestros ojos expectantes, también. Un importante (re)corte de pelo ilustra la nueva vida de Camille, volcada ahora en la que cree que es su vocación: la arquitectura. Otro clásico: entregarse a un oficio para espantar males. Seguimos observando su devenir, e incluso llegamos a pensar que tiene una vida independiente.
Mientras vemos cómo es su día a día actual, en ningún momento dejamos de pensar en lo que es realmente importante en la vida: cómo se siente por dentro. Es uno de los grandes logros de la película: mientras los protagonistas recorren diversos escenarios, y hablan de los temas más diversos, la directora, Mia Hansen Love, ya nos ha conseguido transmitir lo que realmente importa en la vida, y es a eso a lo que estamos atentos.
En la facultad de arquitectura se hará, progresivamente, y sin entrar en folletines, muy cercana a su profesor noruego de arquitectura: será la primera vez que Camille volverá a sentir algo por alguien, pues algún intento de intimar con algún chico terminó en desastre: el chico sólo buscaba su cuerpo, y ella no pudo hacerlo. Pero el profesor no parece estar interesado, como prioridad, en el sexo. Poco a poco, Camille y el profesor, en proceso de divorcio, llegarán a la máxima intimidad. Es el primer día, en cuatro años, que Camille escribirá en su diario que 'el cielo está despejado'. Todos entendemos, por la prioridad que da la directora a las cosas importantes de la vida, que se trata de su interior.
Por aquellas causalidades de la vida, Camille se encontrará con la madre de Sullivan. Ella le preguntará por él, por si aún sigue con su vida nómada. Claro está que ya no es así: Sullivan ya ha comprobado que en cualquier otro lugar del mundo tampoco hay paraíso, que no ha podido escapar de sí mismo, y ya ha vuelto. Ella no duda en darle su número de teléfono, para que su madre se lo haga llegar. Sullivan enviará un sms a Camille, puesto que sigue sin atreverse a escucharla. El encuentro se producirá... y hasta aquí podemos leer.
Para saber cómo funciona este corazón de oro, el de Camille, siempre fiel a sí misma, en una situación en el que ella lleva una vida independiente y adulta, pero vuelve a encontrarse con su primer amor, con su amor de juventud, con su amor original, tendréis que ver esta excelente película francesa.
Lejos de lo que muchos lectores puedan pensar si han llegado a leer hasta esta línea, no estamos ante un folletín más. Ni una comedia romántica más. Ni una película que trate sobre el amor más. Porque en esta película, que cierra la magnífica trilogía del sentimiento de Mia Hansen Love, de tan sólo 37 años, la sutilidad marca la diferencia. Y el conocimiento de cómo funciona el ser humano. De cómo sentimos. De cómo intentamos escapar de lo que somos, tenemos, y sentimos. Del segundo momento crucial, tras la infancia, que nos marca en nuestra formación como personas: nuestra adolescencia, nuestro primer amor.
Getty Images via @daylife)
La visión adulta también marca la diferencia. Los silencios de la película. La dirección de actores, fantásticos todos, del primer protagonista, hasta el último extra. Mención especial para la protagonista, Lola Creton, a la que le daríamos el Oscar ahora mismo, si no fuera porque detestamos esos premios.
Los planos, las secuencias, la sensibilidad, la inteligencia, culta y emocional, de esta sincera película, autobiográfica, como acostumbra a suceder en los maravillosos filmes de esta joven e interesantísima realizadora, aclamada por la crítica y a la que ya le han puesto la etiqueta de resucitadora del cine de autor, del cine francés y otros etc... en los que andan ocupados los chicos del marketing cinematográfico.
Un disfrute para los sentimientos, la mente y el corazón. De la primera escena a la última. Una película intimista que no ahorra en escenarios, decorados, exteriores y localizaciones. No estamos ante la típica película francesa que nos vende moralina. Este film no nos vende nada, sino que nos insufla verdad. Y, sobretodo, auto-conocimiento: el protagonismo se lo llevan las cosas que realmente importan. Y ese es el máximo regalo que nos puede dar una película o una obra de arte: en este caso, estos dos términos son sinónimos.
Getty Images via @daylife)
Buen cine por fin en la cartelera, que algunos se han apresurado en criticar. Alegan, en sus acusaciones, que la chica sólo se cambia de ropa 7 veces, cuando en realidad pasan muchos años entre el principio y el fin de la película. Que la forma que tiene la directora de mostrarnos el paso del tiempo no es correcto, porque enfoca un calendario. Que no es creíble, porque la apariencia de los chicos no cambia con el paso de los años. No han entendido nada: la directora PASA, literalmente, de estos detalles. Aquí lo que realmente importa es lo importante en la vida. Más morralla de aquellos a los que les parecen más creíbles los efectos especiales de la última película de acción.
Nosotros también pasamos, y os recomendamos que vayais al cine a verla, y la disfruteis desde su discreto inicio hasta su sutil y acertado final, que seguramente no habrán pillado los aficionados a las artes marciales, con dos sutiles metáforas que, dicha sea la verdad, estuvimos esperando durante todo el metraje de la película...
Una recomendación de CEC CINE, de la que es la mejor película estrenada hasta el momento en este 2012, siempre en nuestra opinión.
La verdad... bueno... no puedo decir más que vosotros, eso sería hablar demasiado pero sí, es una peli que hay que ver!