Seamos honestos. La vida como mortales apesta. Siempre existe la preocupación por salir a la calle y pensar: "tal vez este sea mi último día". Tememos perder a los seres amados,, tememos comer ciertas cosas, beber otras o inhalar unas más.
El deseo de inmortalidad, es un sueño demasiado constante, ¿qué haríamos en una vida eterna, sin envejecer, con todos nuestros deseos por cumplir? ¿Qué es la vida eterna, una bendición o la peor de las maldiciones?
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.Antes de que Tony Scott (hermano del maestro Ridley), se dedicara a realizar películas de acción exageradas -que no vale la pena ni mencionar-, o un ejercicio interesante que pudo resultar mejor, como True Romance (1993)......
Mucho antes de eso, dirigió una de las películas clásicas de vampiros de los ochenta, una cinta con una estética que marcó a toda una generación en esa década, sobre todo a la juventud.
Se trata de "El Ansia" (The Hunger, 1983). Filme claramente ochentero, realizado en la época donde grupos como The Cure, Sisters of Mercy y por supuesto Bauhaus, proliferaron por un estilo de música gótico, donde se recordaba a clásicos como Bela Lugosi o Christopher Lee, se bailaba de manera singular y se manejaba una estética vampírica.
Por supuesto, este estilo influyó fuertemente en los jóvenes, afectando también, al cine. La historia podría sonar muy simple: Una hermosa pareja de vampiros (una Catherine Deneuve y un David Bowie, en su mejor momento), pasarán por una etapa difícil, cuando el hombre de manera extraña, empieza a envejecer.
Desesperada por salvarlo, su esposa, acudirá con la Doctora Sarah Roberts (Susan Sarandon), quien tratará de ayudar al hombre, pero terminará por enamorarse de la misteriosa mujer, la cual la deseará como su siguiente compañera. ¿Pero es esta película una película Standard sobre vampiros? Definitivamente no.
Veréis, mientras que todas las historias de vampiros modernos como la serie de Twilight proyectan la idea de que los vampiros son inmortales, "El Ansia" destroza ese concepto.
El personaje de David Bowie, el no-muerto “John” empieza a deteriorarse rápidamente al principio de la película; el es el resultado de la vampirización hecha por la reina de los vampiros Miriam; Miriam ha estado con nosotros durante centurias, posiblemente milenios o incluso eras bíblicas, sin embargo ha tenido que estar constantemente creando vampiros masculinos puesto que ninguno de ellos compartió jamás su longevidad...
Buscando una cura para la degradación de John, Miriam contacta con el personaje de Susan Sarandon, una genetista que estudia los efectos del envejecimiento, ambas empiezan una relación vampiresca como la que cualquiera de nosotros puede imaginarse en una película de vampiros. Lo que hace a esta película única es la increíble calidad de todo! El gigantesco apartamento de John y Miriam es a la vez un museo y un mausoleo, este sirve como de estudio de música para que Miriam enseñe al joven y a su joven y andrógino pupilo llamado Alice a tocar el violín. Cuando el cuerpo de John empieza a degenerarse el personaje de David Bowie empieza a parecerse cada vez más a un viejo decrépito. Alice le encuentra un día cuando llega a practicar y John trata de chupar su sangre en un intento de sobrevivir, en realidad no consigue ir muy lejos y John acaba en el peor infierno posible, el ático de Miriam.
Este ático en Nueva York es una mezcla entre un video de Prince y la morada de Drácula. Alli Miriam almacena todos sus novios vampirizados en ataúdes de piedra cuando ya no le son útiles como acompañantes. El climax de esta escena llega cuando una bandada de palomas eleva el vuelo y los vampiros ancianos tratan de alcanzarla para tomarse su venganza. Como muchos que hayan visto la película, la primera secuencia de ésta, es maravillosa, y capaz de quedarse en el imaginario colectivo de muchas generaciones: vemos a Peter Murphy (vocalista de Bauhaus), enjaulado en un antro dark, mientras canta la famosa canción "Bela Lugosi´s Dead". De pronto, aparecen dos bellos vampiros Miriam y John Blaylock (quienes mejor que Deneuve y el mega camaleón del rock, Bowie), los cuales fuman mientras escogen a sus víctimas: una pareja de darkies incautos.
A continuación se los llevan a una casa alejada, para asesinarlos y después quemarlos, al tiempo que Murphy se retuerce, y en otra escena simultánea, un mono de laboratorio se vuelve loco. Es un inicio maravilloso, totalmente terrorífico, pero a la vez constante con la estética gótica predominante en aquellos tiempos. Esa parte de la cinta es impresionante, un inicio pasmoso que capta la atención del espectador a la primera. Se ve una clara influencia de la época del video clip, por la rapidez de las tomas, las acciones tajantes y la unión de una canción, con lo que sucede en pantalla, sin diálogos de los personajes. Se enseñan intermitentes videoclips de David Bowie y Catherine Deneuve dando unos cuantos mordiscos sangrientos en un club gótico de los años 80, mientras Bauhaus están tocando en el escenario de ese club.
Lamentablemente, no todo el ritmo del filme se mantiene igual, incluso hay momentos en los que se vuelve bastante lento, llegando a resultar aburrido. Pero la nueva visión que presenta de los vampiros, las actuaciones, los escenarios, los vestuarios y la música (además de Bauhaus, también aparece una canción de Iggy Pop, en la escena donde Bowie ataca a un chico en patines, ésta se llama "Funtime", por si alguien le interesa el dato), lo convierten en un enorme clásico de este subgénero. Ni "Neark Dark", ni "Lost Boys", las dos de 1987, películas posteriores dirigidas a un público juvenil, y también usando elementos como música de grupos góticos, podrían igualar el trabajo de este filme. Deneuve y Bowie, están excelentes como los vampiros, él enamorado y ella sabiendo que se acerca el final de su amado y debe encontrar un substituto, razón por la cual, verá en el personaje de Susan Sarandon a su siguiente compañera.
El trabajo en las escenas lésbicas, será el legado que Ingrid Pitt y la Hammer, dejaron en la siguiente generación, sólo que en este caso, se pasan de estéticas, y resultan algo pretenciosas. La elegancia del vampiro se mantiene como elemento común, sin embargo, tanto Deneuve como Bowie, se ven bastante modernos, su forma de matar no es “vulgar”, o sea, no entierran los dientes en el cuello de sus víctimas, sino que se realiza con una cruz- navaja (legado de los egipcios). Además Scott no pudo escoger actores mejores: Deneuve en verdad parece inmortal, sigue tan bella como en los sesenta, y Bowie ni se diga, es el rey de las transformaciones. Una de sus mayores aportaciones, además de la nueva estética, es la idea del vampiro casi desde el inicio de la humanidad, lo cual se ve en Deneuve, quien existe desde la civilización egipcia, aunado a la idea de que sólo un vampiro real podrá aspirar realmente a la inmortalidad.
Los efectos visuales y el maquillaje, también logran un gran trabajo. Cuando Bowie y el simio envejecen al mismo tiempo, es una secuencia memorable, muy bien hecha, aprovechando al máximo los recursos de la época, no sólo es buena por la calidad de los efectos y el maquillaje, sino porque vemos paulatinamente el sufrimiento de ambos. La historia de amor, se recalca, ya que la mujer vampiro, llorará la muerte de su amado, pero buscará consuelo rápido, mostrándonos como el amor de un chupa sangre resulta efímero. Desde mi humilde punto de vista, la mejor película vampírica de los ochenta, con una estética posteriormente, muy imitada, personajes interesantes, actuaciones excelentes, una atmósfera de encierro, que a pesar de decaer un poco, se recupera con un final impresionante; una vida inmortal tan bella para un final tan triste.