El nombre de Roberto Saviano, periodista y escritor italiano, retumbó el año 2006 con la publicación de uno de sus libros más polémicos, Gomorra, donde narraba nítidamente los negocios criminales de la Camorra italiana.
Desde entonces, Saviano necesita protección y escolta a todas horas y se tuvo que exiliar a un lugar desconocido para rehuir de la mafia y sus constantes amenazas de muerte.
Desde ese incógnito rincón del mundo, Roberto Saviano nos ilustra con
CeroCeroCero (Anagrama) y nos sumerge en los sombríos suburbios de la cocaína...
El escritor manifiesta que escarbar en las ruindades de la violencia te transforma en un monstruo. Reconoce que se ha convertido en un monstruo a fuerza de estar reiterativamente sumergido en las historias de mafia, criminalidad y droga.
QUÉ QUIERE COMUNICARNOS SAVIANO
Saviano no pretende concienciar al lector sobre los efectos de la droga y todo lo que ella conlleva. Lo más importante para él, es hacer entender y conseguir que el leyente comprenda y conozca los mecanismos del narcotráfico.
Está convencido de que la legalización total es el único modo de quitarle los medios a los narcotraficantes.
Explica que España es un país primordial para las organizaciones criminales que dirigen el narcotráfico mundial. Que España tiene un problema fundamental que no es el terrorismo, sino que son los cárteles mexicanos.
Indica que la política no toma precauciones y que España, a lo largo de los años, se ha transformado en la puerta europea del narcotráfico.
Tras la investigación en las más oscuras cloacas del mundo de la droga, Roberto Saviano confiesa:
Los años de trabajo de CeroCeroCero han sido años de investigación, de historias leídas, oídas, de historias contadas, de historias que no olvidaré nunca, que me han cambiado para siempre. Que me han cambiado a peor. Ya no te ríes, ya no te diviertes. Todo es mugriento. Te construyes a tu alrededor una coraza que es al mismo tiempo tu salvación y tu prisión. Aleja de ti todo: la mierda de este mundo y sus maravillas, y estas últimas nunca más te pertenecerán.
El escritor, de 33 años de edad, presentó "CeroCeroCero" en una librería de Roma a la que llegó escoltado por decenas de agentes de los carabineros. Libro de 496 páginas.
Saviano evocó que las organizaciones criminales han adquirido en todo el mundo una gran influencia y que tienen a países como Grecia "en sus manos" o han penetrado e invadido a España y Portugal.
El periodista y autor de ´CeroCeroCero´ proclamó: "Hablo, y lo quería hacer obstinadamente, de quienes por el afán de contar la verdad han muerto".
Se refería al caso del reportero franco español Christian Póveda, asesinado por haber elaborado el documental "La vida loca", sobre las bandas criminales de El Salvador.
CeroCeroCero es un conjunto de ensayos que examina entre otras cosas el vínculo pactado en los años 80 entre los cárteles del narcotráfico colombiano y mexicano.
Mira la cocaína: verás polvo. Mira a través de la cocaína: verás el mundo. «Escribir sobre la cocaína –en palabras del autor– es como consumirla. Cada vez quieres más noticias, más información, y las que encuentras son suculentas, ya no puedes prescindir de ellas... Cuanto más desciendo en los círculos blanqueados de la coca, más me percato de que la gente no sabe. Hay un río que corre bajo las grandes ciudades, un río que nace en Sudamérica, pasa por África y se ramifica hacia todas partes. Hombres y mujeres pasean por la Via del Corso y por los bulevares parisinos, se reúnen en Times Square y caminan con la cabeza gacha por las avenidas londinenses. ¿No oyen nada? ¿Cómo lo hacen para soportar todo ese ruido?»
«Debemos agradecer a Roberto Saviano que haya devuelto a la literatura la capacidad de abrir los ojos y la conciencia» (Mario Vargas Llosa).
«Un libro extraordinario. Una prueba más de la brillantez de Roberto Saviano como escritor, investigador y divulgador» (Antonio Maria Costa, ex director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito)
Libro de 496 páginas especialmente dedicado a todos los carabineros de su escolta por la protección que le ofrecen durante tantos años.
Fragmentos del libro destacados
La cocaína es un bien refugio. La cocaína es un bien anticíclico. La cocaína es el auténtico bien que no teme ni a la escasez de recursos ni a la inflación de los mercados. Hay muchísimos rincones del mundo que viven sin hospitales, sin Internet, sin agua corriente. Pero no sin coca. Dice la ONU que en 2009 se consumieron en África 21 toneladas, 14 en Asia y dos en Oceanía. Más de 101 en toda América Latina y el Caribe. Todos la quieren, todos la consumen, todos los que empiezan a usarla la necesitan. Los gastos son mínimos, colocarla es inmediato, el margen de beneficio altísimo. La cocaína se vende más fácilmente que el oro y sus beneficios pueden superar a los del petróleo.
No existen títulos que coticen en bolsa capaces de generar el beneficio de la cocaína. La inversión más arriesgada, la especulación más previsora, movimientos rapidísimos de ingentes flujos de dinero que logran abatirse sobre las condiciones de vida de continentes enteros, no consiguen una multiplicación del valor comparable ni de lejos. Quien apunta hacia la coca acumula en pocos años riquezas que en general los grandes holdings han conseguido en décadas de inversiones y especulaciones financieras.
Con la coca no hay mediación. O todo o nada. Y todo dura poco. No puedes dedicarte al tráfico de cocaína con sindicatos y planes industriales, con ayudas del Estado y normas impugnables en tribunales. Ganas si eres el más fuerte, el más astuto, el mejor organizado, el mejor armado.
La cocaína es un bien complejo. Tras su blancura esconde el trabajo de millones de personas. Ninguna de ellas se enriquece como los que saben colocarse en el eslabón preciso de la cadena productiva.
Pero saben sobre todo que la masa de los campesinos, de los camellos y transportistas que han encontrado un trabajo algo más rentable del que pueden intentar buscarse en otro sitio, sigue teniendo igualmente los dos pies plantados en la miseria. Es peonaje, una marea de súbditos intercambiables en la perpetuación de un sistema de explotación y enriquecimiento en beneficio de unos pocos. Y en la cima de esos pocos están los que han tenido la clarividencia de comprender que en el largo viaje de la coca, desde las hojas colombianas hasta las narices del consumidor ocasional, el verdadero dinero se hace con la venta, la reventa y la gestión de los precios.
Nuevas burguesías mafiosas gestionan hoy el tráfico de coca. A través de la distribución conquistan el territorio donde se comercializa.
La cocaína es la respuesta universal a la necesidad de liquidez. La economía de la coca crece desmesuradamente y llega a todas partes.
La crisis económica, las finanzas devoradas por los derivados y los capitales tóxicos, el desquiciamiento de la Bolsa: por todas partes se está destruyendo la democracia, se destruye el trabajo y la esperanza, se destruye el crédito y se destruyen vidas. Pero lo que la crisis no destruye sino que más bien fortalece, son las economías criminales. El mundo contemporáneo nace ahí, en ese Big Bang moderno, origen de los flujos financieros inmediatos. Conflictos ideológicos, conflictos civiles, conflictos religiosos y culturales: capítulos de la marcha del mundo nada más. Pero si se mira a través de la derrama de los capitales criminales, todos los vectores y los movimientos devienen otra cosa. Si se ignora el poder criminal de los carteles, todos los comentarios e interpretaciones sobre la crisis resultan basados en un equívoco. Es preciso ponerle atención, mirarlo de frente, a los ojos, para entenderlo. Ha construido el mundo moderno, ha generado un nuevo cosmos. El Big Bang ha partido de aquí.