Si antes de entrar en el cine, lees el argumento de "The sessions" no invita precisamente a entrar en la "sesión", pero debo decir, que a pesar de mi prejuicio a este tipo de películas, la obra de Ben Lewin, es una toda una delicatessen.
Cuando salí del cine, pensé que era una película que todo el mundo debería ver, precisamente por la sutileza y la naturalidad con que trata el tema del sexo y la religión. La película consigue no caer en el melodrama fácil o la lágrima forzada y nos consigue atrapar desde el primer minuto, haciéndonos reflexionar sobre la vida, la salud, el sexo y el amor, sin tapujos.
Es una obra equilibrada, sensible y humana, que no puede considerarse una película indie norteamericana más. Destaca, como lo hizo en la última edición de Sundance, donde encantó a críticos y espectadores, otorgándole el premio especial del jurado y del público, con unas interpretaciones que huelen a nominación de oscar, con Helen Hunt y John Hawkes (Marta Marcy May Marlen y Winter's Bone)
Por estos dos magníficos actores, por su ternura, porque es dolorosamente dramática y moderadamente divertida, por la valentía en tratar el tema de la minusvalía sin morbo ni compasión, por todo ello, no dudaría en pasar estas navidades por una "sesión" que, a la vez, conmueve y entretiene con inteligencia.