Estrenamos la sección "Recuperaciones oportunas", en las que volveremos a publicar artículos que sea oportuno recuperar. En este caso, el de la serie "Damages", que se estrena esta noche en TV3 a las 21:45 horas, y que en estos meses se va estrenando en las diferentes tv autonómicas del estado. Sirva también para aquellos que aún no la hayan podido disfrutar, o no se hayan atrevido con ella: ya es hora, están a punto de empezar la temporada 3 en los USA, y en Canal Plus ha terminado la 2.
Tony Soprano y el Dr. Series están de acuerdo: "No os la perdáis, de verdad. Vale mucho la pena, como mínimo esta primera temporada, que es genial".
"¿Te arrepientes de lo que hemos hecho?"
(Conversación entre Ellen Parsons y Patty Hewes)
Recuerdo que cuando empecé los estudios de Derecho, ya hace unos años, una de las primeras cosas que nos dijeron fue que si habíamos elegido aquella carrera por lo que habíamos visto en la televisión (recuerdo que mencionaron a Perry Mason) o en el cine, ya nos podíamos largar, porque la realidad no tenía nada que ver con aquello. Pues ahora os diré algo parecido: si decidís mirar esta serie porque pensáis ver la típica trama de abogados, mejor que no lo hagáis porque os decepcionará. Sólo os diré que en toda la primera temporada no se ve ni un juicio, o sea que si sois fans del “¡protesto, señoría!”, esta no es vuestra serie.
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Image via Wikipedia
Lo que sí veréis son abogados, y no precisamente de oficio sino de los especializados en juicios donde están en juego miles de millones de dólares. La protagonista es Patty Hewes (Glenn Close), una de las mejores abogadas de Nueva York pero también una de las más odiadas, ya que los métodos que utiliza para conseguir sus objetivos no siempre son 100% éticos, más bien todo lo contrario. Patty recibirá la ayuda de una inteligente y atractiva chica que responde al nombre de Ellen Parsons (Rose Byrne), recién salida de la universidad y con un currículum tan brillante que le permite entrar en el prestigioso buffet regentado por Hewes. Ambas emprenderán una lucha despiadada contra el multimillonario Arthur Frobisher (Ted Danson), presuntamente culpable de haber dejado en la calle a 5000 trabajadores después de vender su empresa. Frobisher intentará salir del paso con la ayuda del abogado Ray Fiske (Zeljko Ivanek).
Detrás de este planteamiento relativamente simple, y como podéis imaginar, la cosa se complica. Ya desde el primer capítulo vemos que nada es lo que parece y que todo el mundo (repito: todo el mundo) tiene algo por esconder. De hecho, la serie empieza con un flashback donde vemos a Ellen medio desnuda, ensangrentada y con la mirada perdida, vagando por las calles hasta que se topa con una pareja de policías que la lleva a comisaría, donde la interrogan y explica que su prometido ha sido asesinado. Nos quedamos con el misterio, saltamos en el tiempo y vemos a la misma Ellen, pero en este caso elegante y guapísima después de acabar la carrera de Derecho y a punto de empezar a buscar trabajo. Y así, con este juego constante de idas y vueltas entre pasado, presente y futuro, llegaremos casi hasta el último capítulo, cuando pasado y presente terminarán juntándose y por fin veremos la luz de todo el tinglado.
Esto me lleva a hablar de uno de los auténticos protagonistas de Damages, que curiosamente no son los actores. Estoy hablando del flashback (un salto atrás en la historia) y de su primo hermano, el flashforward (un salto adelante). Estas dos técnicas tienen una importancia tan vital en esta serie que casi me atrevo a decir que si no fuera por ellas estaríamos hablando de una producción entretenida y poco más, y en cambio ahora podemos afirmar, sin ningún temor a equivocarnos, que estamos delante de una auténtica obra maestra del montaje y la edición. Además, un detalle muy original es que según el momento de la serie en que nos encontremos, el mismo flashback puede tener distintas interpretaciones. A medida que avanzamos y tenemos cada vez más información, los guionistas han tenido la suficiente habilidad como para volvernos a mostrar un flash que ya habíamos visto antes, pero que con los nuevos datos tiene un significado totalmente distinto al que tenía en un principio, y que posiblemente en capítulos posteriores todavía tendrá otros más. A diferencia de los personajes, los espectadores tenemos acceso a información sobre el futuro, y ello no hace más que aumentar las especulaciones: por ejemplo, el asesino del novio de Ellen puede ser hasta cuatro personas distintas según el momento en que saltemos en el tiempo.
Además del brillante guión, no se puede hablar de Damages sin hacer un punto y aparte para mencionar a los actores, porque realmente las interpretaciones son de lujo. Glenn Close, aunque nunca ha sido santa de mi devoción, está más que impecable como la despiadada y ambiciosa Patty Hewes. Su interpretación le hizo ganar el Emmy y el Globo de Oro como mejor actriz dramática el año 2008. Rose Byrne es (por lo menos para mí) todo un descubrimiento en el papel de Ellen Parsons, la joven y prometedora abogada que ayudará a Patty Hewes en su lucha contra Arthur Frobisher, al cual da vida un brillante Ted Danson, que una vez terminada Cheers parecía encasillado para siempre en el papel del camarero Sam Malone; Danson crea un personaje con tantas luces y sombras que nunca acabas de decidir si debe darte lástima o rabia. Y finalmente, el actor esloveno Zeljko Ivanek en el papel de Ray Fiske (el abogado defensor de Frobisher) sin duda se lleva la palma. La primera vez que aparece en pantalla ya te das cuenta que sólo con la mirada es capaz de transmitir muchas más cosas que otros actores con siete líneas de diálogo. Ves al instante que es un hombre atormentado, arrepentido, con un enorme sufrimiento interno, y cuanto más avanza la serie cada vez está más carcomido por los remordimientos, ya que se da cuenta de que no hay marcha atrás en sus actos, que haga lo que haga ya no podrá cambiar el curso de los acontecimientos.
Los Emmy del año 2008 hicieron justicia y coronaron a Ivanek como mejor actor secundario. Un apunte importante: siempre recomiendo mirar las series en versión original, pero en este caso más que nunca porque es imposible que ningún doblador, por muy bueno que sea, consiga el tono y los matices de la voz de este pedazo de actor.
Sólo por apreciar su interpretación (y la de todos los demás) ya valdría la pena mirar la serie, pero es que además nos encontramos ante uno de los mejores thrillers de la historia de la televisión, una obra de relojería suiza explicada con mano maestra y que nos tiene enganchados al sofá desde el primer capítulo hasta el último. La segunda temporada se estrenará próximamente en España, a través de Canal Plus, y en ella se incorpora al casting otro monstruo como es William Hurt. Esto no hace más que confirmar el gran momento que vive la ficción televisiva, donde cada vez es más habitual ver a actores que hasta ahora sólo aparecían en el cine. El duelo Close-Hurt promete ser uno de los grandes atractivos de esta temporada.