Una de las escenas que más me han conmovido de la película dirigida por David Lynch es esta. En general ha sido una película que me ha conmovido como nunca antes otra, y de la que destaco la maestría del director en una película que no es de su estilo, y la interpretación de Anthony Hopkins, que me encanta. El maltrato dispensado por la sociedad a los seres distintos, no tan sólo física sino que también psiquicamente. Esta escena da para mucho yo tan sólo desearía comentar ciertos detalles.
Curiosidad, miedo, rechazo, belleza, humanidad, bondad, pero sobretodo dolor provocado por la crueldad humana. Todos habremos vivido una situación similar en algún momento de nuestra vida: ser apartados por ser diferentes, ser marginados por tener una peculiaridad en nuestro físico, ser el hazmereír por algo que AHORA sabemos que no era importante ni tenía por qué amargarnos la existencia...
Disfrutad de la escena tanto como yo he disfrutado la película y os animo a que la veáis. Un 10.
Ved cómo lo distinto despierta la curiosidad del ser humano más primario, los niños. Imagino que no es casualidad que un crío se acerque a él pues los niños son seres crueles que no entienden de normas sociales. Claro que todos los que viajan en el tren se fijan en su enorme cabeza pero nadie osa preguntar, sólo un niño puede permitírselo. Un pequeño holgazán, que no sin razón, es retratado apuntando a la gente con una cervatana. Todo en él denota una falta clara de conciencia social, su actividad, la forma de interpelar al individuo en cuestión, la directa pregunta indiscreta, la risa burlona y desagradable, la impaciencia, etc.
De repente, llama la atención de un par de jóvenes que reposaban discutiendo tranquilamente de alguna banalidad pues la postura que toman sus cuerpos es totalmente superficial. De haber estado enfrascados en algun diálogo inteligente y absorbente, no se hubieran percatado siquiera de lo que acaecía en la otra punta de la estación. Vemos como la indiscreción y la morbosa curiosidad va subiendo por la pirámide de la edad hasta alcanzar la cúspide. A medida que trepa por los años la intensidad y violencia aumenta proporcionalmente.
El sujeto observado se asusta y pretende huir de la inquisitoria persecución pues está en minoría. En su escapada topa con una niña y la tira al suelo. Ese es el punto de inflexión dónde víctima se torna culpable a los ojos del mundo, un mundo que ha hecho oídos sordos y ha dado la espalda a una persona que necesitaba ayuda. Y él es el malo de la película sólo porque ha habido un accidente. Lamentable pero es así y realmente las cosas funcionan así.
Así pues, se vuelve objeto de persecución. Los primeros que corren tras él, saben el porqué pero ¿Y el resto? Patético mimetismo humano movido por el morbo de la acción. Todo viene a ser un circo dónde los raritos son despreciados, repudiados y tratados como animales, con la más salvaje crueldad. "Yo no soy un animal, soy un ser humano". Esta frase representa el clímax de la escena y donde rompo a llorar pues las palabras retumban en la concavidad de mi cabeza... Qué tristeza! Humillado ante todos, en una cárcel social, en su cárcel natal o en la opulente cárcel de las clases más elevadas, nada cambia si eres raro... pero la rareza de este mundo es ser un SER HUMANO.
Y de regalo os dejo el trailer de la película donde suena una melodía que encoge el corazón... ¿Quién puede permanecer impasible ante tanta injusticia?