Hay un tipo de películas que evocan desde el minuto uno al buen rollo. Que sabes con certeza que no van a acabar sumiéndote en un malestar, lágrimas o ganas de sentir pena por los protagonistas. “Blinded by the light”, insipirada en hechos reales, entra de cabeza en esta categoría...
Gurinder Chadha, que sorprendió hace más de 15 años con “Quiero ser como Beckham” ofrece en esta ocasión casi dos horas de buen rollismo. Y lo hace contándonos la historia de Javed un chico pakistaní, atrapado en la Inglaterra de Tatcher, en un ámbito familiar represor, donde su rol como hijo no puede variarse ni un milímetro. A ello ayuda la dura disciplina de su padre Makik, interpretado por un Kulvinder Ghir que ofrece grandes momentos cómicos. Momentos cómicos que hacen que las pocas escenas dramáticas en las que toma parte (ese momento en la cocina mientras le aplican el tinte..) sean de una gran calidad y lleguen al alma del espectador.
Volviendo a Javed, como todo buen adolescente, encuentra una válvula de escape a ese “ahogo”, al racismo naciente de la época, a sentirse diferente en una sociedad en la que cree no encajar. Y esa válvula es la música de Bruce Springsteen, música con la que toma contacto de manera fortuita. Es su particular “salvación”, son sus letras las que ayudarán a Javed a luchar por sus sueños...
Todo eso se refleja en pantalla, de manera más o menos efectiva. Brilla la primera vez en la que escucha a Bruce, mediante un walkman (joder, que nostalgia… de eso ya nos dan una buena ración en los créditos iniciales). Es esta primera vez, utilizando los muros como proyectores uno de los momentos más álgidos de la película. Esa brillantez no volverá a alcanzar tanta intensidad, a pesar de intentos en otras escenas, como cuando empieza a sonar en la emisora de radio del instituto “Born to Run”. Tampoco lo hará en plena calle, en esa especie de declaración de amor cantada, que acaba convirtiéndose en una especie de flash mob.
Y es ese buen rollo que desprende la película, quizás su mayor virtud/defecto. No se trata de criticar un final y ciertos momentos que recuerdan demasiado a “Billy Elliot” (momentos que ya funcionaron en esa y también lo hacen en esta). No se trata de eso, se trata de que los momentos supuestamente más tensos de la película no acaban de explotar. El ejemplo más claro lo tendremos en una agresión racista. Uno no espera sangre, ni mucho menos, pero algo más de intensidad en la escena se habría agradecido. Lo previsible de ciertas escenas tampoco ayudan a darle a “Blinded by the light” el mismo puesto en el universo cinematográfico que se le puede dar a la anteriormente nombrada “Billy Elliot”.
Pero ojo amantes del cine: no está ni de coña a su nivel, pero se defiende bien, se ve bien, se escucha bien (seas o no fan de Bruce) y hará que salgas del cine con una sonrisa. Y que durante un buen rato no te saques de la cabeza eso de “tramps like us, baby we were born to run”.