Una de las apuestas de cine más potentes de la temporada.
James Gunn, al que mucha gente ha descubierto gracias a las películas de “Guardianes de la Galaxia”, produce “El Hijo”, una de las apuestas cinematográficas más fuertes de la temporada. Con un productor como él, eso del hype se ponía a funcionar. Si se le suma un tráiler que “parodia” de forma brutal el de la película “Man of Steel” (utilizando incluso el mismo diseño para las frases escritas), el hype ya está justificado. Sumen a eso que ya queda claro en el tráiler que esto es algo parecido a “Superman llega a la Tierra pero no para ser un héroe”. Un tipo de idea que ya explotó Mark Millar en los cómics de “Némesis”. En esos cómics Batman no era el Batman agradable de siempre, simplemente era como este “El Hijo”: un cabronazo duro de pelar.
Inicialmente estos tres motivos deberían bastar para el espectador, pero uno recuerda que James Gunn fue el guionista de “The Belko Experiment” y piensa... “aquí va a haber muy mala leche y en grandes cantidades”. Y así es, Brandon es todo lo contrario al héroe del universo DC que todos conocemos. Es un cabronazo en toda regla, pero que acaba despertando la simpatía del espectador desde el mismo momento que ya tienes claro cuál va a ser el final de la película. Y eso tardamos poco en intuirlo.
Reconozco que mientras veía la película no paraba de pensar en que estábamos ante una “versión/película inspirada en… 'La Profecía'”. Esa película de 1976 en la que Damien a pesar de parecer un niño, acaba siendo realmente una fuerza demoniaca que desde el minuto uno va sacándose de encima a cualquiera que entorpezca su camino/misión. Aquí el personaje de Brandon (interpretado por Jackson Dunn) consigue que hasta su madre adoptiva (una convincente Elizabeth Banks), ciega por el amor que siente ante su hijo adoptivo, acabe rindiéndose a la evidencia. Lo suyo le cuesta, todo sea dicho…
Antes de eso, asistimos a ciertas muertes (obra y gracia del puñetero Brandon) que son un festival para el amante del cine gore. Aquí no se están para tonterías, las ñoñerías las dejamos para otra película. Seamos sinceros, esta película la echan en el festival de Sitges y las muertes se aplauden en sala, con una intensidad nivel “hasta el infinito y más allá”.
En definitiva, se disfruta y mucho, sin grandes intrigas ni giros de guión. Como espectador, a los pocos minutos ya intuyes un final, y seguramente lo aciertas. Pero luego ves en los créditos una ración extra, que te deja con la maravillosa sensación de “si se atreven a llevar (SPOILER) a la pantalla, pagaré encantado la entrada”