ESPECIAL SITGES 2020 en CEC: Culturaencadena.com, medio invitado al Festival Internacional de Cine Fantástico
Aquí tenemos el típico argumento de presos muy malotes que se han fugado del penal y de cómo sus caminos se cruzan con la típica familia (aquí intento de familia).
Familia que debe luchar por sobrevivir y acabar con los muy malotes. Hasta aquí nada nuevo en el horizonte cinematográfico. Pero cambiemos algunas cositas. Para empezar ¿Qué tal si para el jefe de los malotes contratamos a un actor que siempre hemos visto en comedias?
Pues eso mismo hacen los directores Jonathan Milott y Cari Murnion con Kevin James. ¿Kevin James? Sí, Kevin James al que descubrimos con "Hitch" y hemos visto en diversas comedias americanas en estas 2 últimas décadas.
crítica de la película BECKY - cec cine
He leído/escuchando por ahí que “Becky” es como coger “Sólo en casa” y añadirle “violencia” indiscriminadamente. Algo de razón tienen, porque violencia tiene y además sin filtros. Pero veamos si tiene su razón de uso.
En el papel de Dominick, vemos a Kevin James con su banda de cómplices intentar conseguir una llave que abre vete a saber qué… Y ahí todo rapado, con sus tatuajes de ideología nazi y su cara de “estoy tranquilo, pero no me toques las narices” intenta crear un villano icónico.
Y la verdad es que no lo consigue. Eso sí, con cada “putada” que sufre, los aplausos de la grada se multiplican. Acabas pensando que "a buena hora" quiso conseguir dicha llave…
Y todo porque se encuentran con Becky (Lulu Wilson) que da nombre al título de la película. Segunda cosa que se sale de la norma de este tipo de películas. Becky ya parece cabreada en los primeros minutos, pero lo de luego es cabreo y algo de disfrute en sus “cabronadas”. No se puede negar que gran parte del acierto de la película es que una “dulce niña” sea una máquina de matar. Eso sí, nada refinada, usando todo lo que está su abasto y consiguiendo algunas muertes al estilo gore.
Lástima que la película abuse de eso y descuide un poco el guion. Porque de haberle dedicado más esfuerzo y no querer ser tan previsible en sus movimientos habríamos obtenido un trabajo más redondo que habría convertido “Becky” en notable en vez de en ese bien que te ponían en la escuela.