Culturaencadena.com, medio de comunicación invitado al Festival #TerrorMolins 2020
Ya no hay mucho que contar en el mundo de jóvenes que ven como su coche se queda tirado en una carretera de esas que está a tomar viento. Esos mismos jóvenes que van a pedir ayuda a gasolineras sospechosas. Y esos jóvenes que acaban siendo víctimas de la típica familia de asesinos psicópatas.
Puedes intentar añadir algún matiz para que tu película se salga de lo habitual. “Butchers” de Adrian Langley intenta no caer en todo lo comentado anteriormente. Pero lo hace de manera totalmente errónea, aunque se agradece el intento.
Porque, seamos sinceros... ¿a quién le importa el lío de cuernos que hay entre las dos parejas de jóvenes que van a pasarlas canutas? ¿Alguién necesita en este tipo de películas, sentencias como “esto es la vida”? A ver, que si es verdad que el monólogo inicial de Owen, uno de los psicópatas, te hace estar atento a la pantalla, pero todo lo demás… Todo ese rollo sentimental, toda esa amistad traicionada, francamente importa bien poco. Por no hablar de que si estás jugándote la vida, lo de hablar de amistad y lo de las disculpas te la suda totalmente.
Esto es como una receta de cocina, si vas a “innovar” asegúrate de no deslucir el plato con tu jugada. Y menos si tu plato, tampoco es que sea imbatible o medianamente destacable. Y es por eso que “Butchers” decepciona. Por eso y por una ausencia de sangre bastante importante. Ausencia quizás nacida de la esperanza de así tener una carrera comercial mayor.
Ah, me dejaba dos cosas más que hacían de “Butchers” una película fácilmente olvidable. La preocupante falta de carisma de la familia psicópata y lo mucho que tarda la violencia en aparecer. Entiendo eso de “cocinar a fuego lento”, pero es que corres el riesgo de quemar el producto de tanto cocinarlo…