Con Jessica Chastain y Janes McAvoy y unos destacados Bill Hader y James Ransone.
Unos 170 minutos usa Andy Muschietti para cerrar la adaptación de IT, la obra de Stephen King. Si hace 2 años, llegaba también de la mano de Muschietti, la primera parte o duelo por decirlo de alguna manera, ahora asistimos al cierre. Donde antes los niños peleaban contra Pennywise, es ahora 27 años después cuando esos mismos niños ya adultos vuelven a Derry para acabar lo que ya parecía finiquitado.
Interesante elección de actores para dar vida a nuestros protagonistas en esta segunda parte. Al dúo de estrellas cinematográficas que son Jessica Chastain y Janes McAvoy, tenemos que destacar en especial a Bill Hader en el papel de Richie y a James Ransone como Eddie. Son los dos personajes que más fragilidad mostrarán y que, al mismo tiempo, más risas arrancarán del público. Unas risas derivadas de unos chistes, que a quien esta crítica escribe, le parecen excesivos e incluso quitan hierro al asunto de una película de miedo. Que es precisamente eso: dar miedo.
La película vuelve a pecar del mismo error que en su antecesora: deja a todo el mundo boquiabierto con un principio/primera aparición de Pennywise brutal y luego se va “desinflando”. No a nivel de espectacularidad y gore, aunque aquí quizás el gore sea menor que en la primera parte, sino a nivel de tensión. No se consigue en ningún momento que uno/a este pegado a la butaca, preocupado por lo que va a pasar. Entre otras cosas porque todo lo que va a pasar se anuncia demasiado.
Lo malo es que parece que al espectador eso ya le da igual. No importa saber que la vieja no será tan adorable como parece ser y que esa estatua está para algo más que “liarla”. El espectador disfruta de lo palomitero y “perdona” lo previsible de todo. El espectador flipa con los efectos especiales (que a mi me parecen excesivos). La película, incluso se permite el lujo de unos “cameos” totalmente innecesarios y que rompen todavía más la sensación de estar ante una película cuyo objetivo es dar miedo, mucho miedo.
Incluso uno aprecia “homenajes” a otros clásicos. Esa “araña” que parece sacada de “La Cosa”. Esa escena en el baño, recordando mucho a “Carrie”. No tengo nada en contra de los homenajes, pero no en un producto como este. Y lo peor es que da la sensación que esos 170 minutos han sido diseñados para que el producto parezca más fastuoso, más grande, más espectacular. Y uno tiene claro que con 120 ya habría tenido de sobras.
Aún así, vayan a verla, pero no esperen pasar miedo. Vayan a verla porque son fans de Stephen King, vayan a verla porque ya vieron la primera y es como una “tradición” acabar las sagas, vayan a verla porque Pennywise es un “cabrón” adorable. Pero no olviden lo que antes comentaba, no esperen pasar miedo. Ese no parece ser el objetivo de Muschietti.