Con Nacho Vigalondo en el guion
Incluye trailer en español
Escribir sobre “Paradise Hills” es hacerlo sobre algo totalmente diferente a lo que uno se podía esperar. Una especie de cuento, en una época en la que las mujeres, con más notoriedad, están reclamando equipararse a los hombres, llega Alice Waddington y nos suelta este giro de tuerca. Y eso que todo empieza en un baile y en una esposa a punto de satisfacer, de manera sumisa y para lo que ha sido educada, a su marido.
Que las mujeres no están al servicio del hombre aquí se grita bien alto. Y hay puñetazo en la mesa, para no ser simples objetos. Pero eso sí, siempre habrá diferencias de clases y en eso también hace hincapié Waddington. Tardaremos en darnos cuenta de eso, pero lo haremos. Aunque para entonces todo nos parecerá genial, esa especie de internado, ese vestuario, esa fotografía. Y sobre todo ese trío de personajes femeninos que componen Uma, Chloe y Yu. Tres personajes que reflejan tres tipos de mujeres...
Comentaba antes que esto es una especie de cuento. Y en todo cuento también hay malvados/as. Aquí el peso recae en una sorprendente Milla Jovovich en la Duquesa. Papel para el cual parece haberse inspirado en la Maléfica de Angelina Jolie. Algo de sobrenatural en ella, pero que desgraciadamente no tiene el suficiente impacto visual en el habitual duelo final.
Hasta que llegue ese momento habremos disfrutado de todo lo visual que conlleva ese internado. Veremos cómo los guionistas (aquí contamos también con Nacho Vigalondo) recrean algo muy distinto a lo que estamos acostumbrados en los cuentos Disney. Aquí , en ese internado, las mujeres tienen el poder sobre los hombres, pero sin saber que la mayoría en el fondo son prisioneras. Sin tener ni idea de lo que se les viene encima. Y es allí, en el descubrimiento real de que va a ser de ellas, donde la película alcanza sus momentos más oscuros.
Lástima que ese baile tenga un final demasiado previsible visto lo visto. Pero aún así, “Paradise Hills”, simplemente por lo arriesgado de su apuesta a todos los niveles, se merece el respeto y el aplauso de quien estas líneas escribe.