En ciertos aspectos “Temblores” se rie del fanatismo religioso y de supuestos “cursos” para “curar” la homosexualidad. Parece surrealista que lo que vemos en pantalla pueda ser tan real. Pero todos sabemos que lo es.
“Temblores” de Jayro Bustamante llegaba al Rec Festival Internacional de Cine de Tarragona con fama de película dura. Y lo es, vaya si lo es. Jayro Bustamante refleja de manera muy efectiva el problema de la homosexualidad en ciertos ambientes. Del fanatismo de ciertas religiones que ven una enfermedad donde no la hay. Y de la la lucha de un hombre contra sus propios deseos.
Su protagonista Pablo, pasa de la noche a la mañana de ser un ejemplo para su comunidad, a ser un “enfermo” al que sólo la curación permitirá ser respetado por su propia familia. Pero Pablo, enamorado de Francisco, lucha contra eso. No entiende (como cualquier persona en su sano juicio) que hay de malo en querer a otro hombre. Y como ese amor, está destrozando toda su vida, el amor de sus hijos, su trabajo, el amor de sus propios padres. Donde él no ve nada malo, el resto muy influenciados por la religión, sólo ven un hombre perdido, al que intentar recuperar.
Francisco, su amor, siempre en segundo plano, intentará en todo momento hacer entender a Pablo, que las cosas no son como el resto de su ambiente piensa, que el amor es el amor, que Dios no tiene nada que ver con todo esto y siempre está apoyándolo aunque sea inicialmente desde la distancia.
Jayro Bustamante muestra en pantalla el amor de estos dos hombres, sin incidir demasiado en las escenas de cama. Son más las miradas entre los dos, sus charlas lo que les definen de manera muy acertada. Es en esos diálogos donde vemos quien es libre de mostrase como es, ante quien se lo cuestiona todo.
Cuestionarse elegir entre sentimientos y estabilidad familiar (porque ver a sus hijos también peligra por culpa de sus sentimientos), luchar continuamente por ver qué es lo correcto. En ciertos aspectos “Temblores” se rie a pesar de lo duro del argumento, del fanatismo religioso y de supuestos “cursos/retiros” para “curar” la homosexualidad. Parece surrealista que lo que vemos en pantalla pueda ser real, pero no dudamos que lo pueda ser. La tolerancia y la ignorancia siempre dependen de demasiados factores, como para ser igual en todos los sitios.
No es esta la primera película que narra los conflictos/problemas que sufren los homosexuales. Títulos como “Brokeback Mountain” han tratado sin tapujos el tema de manera brillante, conquistando las taquillas. Espero que “Temblores” tenga su oportunidad y consiga un cierto éxito en taquilla, que ya sabemos no tiene que ir asociado a la calidad del producto. Pero ojalá fuera así, porque películas como esta son necesarias.