AMPLIA REVIEW y RECOMENDACIÓN + DOBLE TRAILER
Antes de la proyección de “Last Night in Soho” en el festival de Sitges, Edward Wright y su equipo pedían que cuando escribiéramos/comentaramos algo sobre esta película, destripáramos lo menos posible. Que para el futuro espectador,el viaje de Eloise sea toda una sorpresa.
Fiel a sus deseos, vamos por ejemplo, a considerar/aplaudir, por ejemplo, que tenemos a Anya Taylor- Joy en el papel de Sandie que vive en los años 60. Y que tenemos a Thomasin McKenzie como Eloise, la estudiante de moda que se traslada a estudiar al Soho de Londres en tiempos actuales. Las dos, en especial Thomasin McKenzie llevan el peso de la película, aunque eso sí, acompañadas por actores tan solventes como Terence Stamp y Matt Smith. Los momentos en los que las dos actrices coinciden en pantalla son magistrales. Hay que decir que el uso de los espejos que hace Edward Wright es brutal y se nota mucho lo elaborado del rodaje de cada toma. No debe ser fácil ir intercambiando personajes sin que se pierda el ritmo en ningún momento.
A pesar de esas virguerías, “Last Night in Soho” tiene mucho más que celebrar que la solvencia del casting y el virtuosismo a la hora de rodar. Tiene por ejemplo un guión casi perfecto, que acaba llevando a un climax totalmente inesperado, pero no por ello chirriante. Lo comento porque a veces se intenta dar una gran sorpresa al espectador y eso desvirtua/estropea todo el maravilloso trabajo de guión que haya podido haberse visto anteriormente.
Este no es el caso, el climax satisface totalmente al espectador. Que quizás, por ponernos algo quisquillosos, no habría alargado tanto lo que viene a continuación. Incluso si me permiten, a nivel personal, eliminaría ese último plano. Pero esto ya es cosecha propia.
Otra cosa a celebrar es la maravillosa recreación del Londres, en especial del Soho, de los años 60 y la brutal banda sonora que continuamente acompaña a las secuencias. Hay que reconocer que Edgar Wright le da a la música una parcela muy importante en sus películas. Sólo hay que pensar en las virguerías que se podían escuchar en “Baby Drive”. Música que se fusionaba con las escenas. Aquí, la música es un homenaje a esos 60 y francamente uno desea que Edgar Wright, empiece a crear playlists para Spotify porque el tío tiene un gusto exquisito.
Antes he comentado el tema de los espejos y el uso de los mismos. Insisto, su uso es brutal, pero es que Edgar Wright consigue que brillen por igual las escenas más glamurosas y las más terroríficas/sucias. Hay mucho mimo en cada plano, no hay miedo a pasarse de onírico si la situación lo requiere. Gracias Edward, por ser fiel a tus ideas, te lo has currado muchísimo.
En definitiva, no creo que haya mucha gente que haya salido decepcionada del pase de “Last Night in Soho” y seguramente, de entrar en competición, habría sido una de las favoritas. Aún así, sin pensar en premios, no dudo que en el resumen cinéfilo del 2021, esta película ocupará un lugar muy destacado.