Lo Mejor Está Por Venir: afortunados aquellos que puedan verla
Salí del Festival REC Tarragona, de ver “The best is yet to come”. La película había comenzado a las 14:40 y antes de empezar la proyección, ya se nos había avisado de que éramos unos afortunados. Cuánta razón… Las 14:40 no es una hora habitual para ver una película en pantalla grande: la gente trabaja, está comiendo, hace la siesta… Pero los asistentes a la película de Jing Wang fuimos unos afortunados, y al salir yo sólo veía gente poniendo la papeleta de excelente en la urna de las votaciones.
Y es que para quien esta crítica escribe, “The best is yet to come” se merece todo el reconocimiento del mundo a nivel comercial y crítica. Merece ser el relevo de “Parásitos”. Y por muchas razones. Otra cosa es que la maquinaria de promoción/publicidad sepa hacer su trabajo tan bien como su antecesora.
¿En qué me baso para tanto entusiasmo? Entusiasmo digno de un fan de Star Wars o la saga “El Padrino”. En primer lugar, en un argumento que se basa en dos pilares. El de la investigación periodística y el de las discriminaciones. Tenemos un protagonista, Han Dong, cuyo sueño de ser periodista, empieza a tomar forma con una investigación sobre el tráfico de sangre, que lleva a la falsificación de exámenes médicos. Todo muy turbio, pero igual de turbio que el motivo que origina dicha falsificación y que prefiero no contar. Sólo diré una palabra: DISCRIMINACIÓN. Así, en mayúsculas, porque ese es el otro pilar de la película.
No tan intenso en su desarrollo como el de lo que significa “ser periodista”. Perdón, lo que significaba “ser periodista” en la época pre Internet. Esa época donde la información la tenía que conseguir uno mismo, sin enlaces o webs que te facilitaran la vida. Supongo que esa implicación directa en la búsqueda de información, hacía que la pasión que se metía en ese trabajo fuera mayor. Y la película también habla de pasión. De no perderla nunca, de que ese trabajo sin pasión no es lo mismo. Ser periodista es ser objetivo, no dejarse llevar por prejuicios y emociones, pero nunca perder una en concreto: “LA PASIÓN”. Así, en mayúsculas.
Dicho todo esto sobre un argumento maravilloso, no podemos olvidar la poesía visual de ciertas escenas, pequeñas concesiones a lo fantástico que se permite Jing Wang. Concesiones que en ningún momento parecen fuera de lugar. Y que se quedarán en la mente del espectador, del afortunado espectador que vea “The best is yet to come”.
Y pensando en ese título, sólo puedo pensar que ojalá sea así. Ojalá como he dicho antes, sea la nueva “Parásitos”. A esta película sólo le pueden pasar cosas buenas. Y tienen que llegar, no contemplo otra opción…