Hace mucho que Vigalondo dejaba muy claro que en esta industria no tiene nada que demostrar. Su actitud hacia la industria y su forma de contar historias, cada vez más interesante y peculiar, le ha convertido en uno de los directores más interesantes del panorama nacional entre tanta caspa y corrección.
Quizá esto es motivo más que suficiente para irse a rodar al otro lado del charco... bueno, eso y dirigir a Anne Hathaway.
Colossal es sin duda el mejor film de Nacho, ya no solo por la impecable factura, que contando con un presupuesto ridículo para un film de catástrofe con monstruo, no sólo sale airoso de ello, sino que nos resulta imposible imaginarlo de otra manera.
Nacho vuelca en su nueva película todos esos traumas infantiles que 30 años después, aún planean sobre nuestra cabeza moldeando la persona en la que nos hemos convertido... incluso con problemas de alcoholismo.
Nada de lo que lo que les ocurre a los personajes es de extrañar. Su comportamiento es justificado por una existencia vacía y fracasada a la que acompañan relaciones tóxicas que traen consecuencias.
Si, todo esto en una películas de monstruos, pero internos, que son mucho peores porque son reales.