Encadenado CEC CINE: Sección con todas las críticas y recomendaciones de películas Festival
Una joven se presenta de noche, en plena tormenta, en la caravana de un hombre solitario y que parece en primera instancia tener problemas con el alcohol. Con el paso de las horas y las conversaciones, la relación entre ellos va ganando tensión. ¿Esconden algo? ¿Cómo son realmente? Con esa premisa, uno se planta en la sala para ver “You’ll never find me”, fantaseando con estar delante de algo similar a “Hard Candy”. Esa película del año 2005 donde la relación entre una adolescente y el hombre con el que ha quedado via Internet, acaba siendo de todo menos placentera.
A nivel de casting, es verdad que Brendan Rock y Jordan Cowan, a nivel físico casan perfectamente con la idea que el espectador puede tener de cada uno de los protagonistas. Es decir hay rudeza, hay dificultad en ser social, hay miradas inquisidoras… Y también hay inocencia, miedo, ingenuidad… Todo eso es lo que se pretende meter en la mente del espectador.
La forma de ser de cada uno de los dos es la que es. La gracia era ver como todo iba poco a poco modificándose...
Y la verdad es que la película arranca bien. Los diálogos y miradas están perfectamente acompañados del sonido incesante de la tormenta. Se diría que esta es una película donde el sonido es un personaje más. Porque es constante, acaba pareciendo ser una voz en off y casa perfectamente con una fotografía que genera una sensación de claustrofobia total. Planos directos a la cara de los protagonistas, poca luz en las escenas. Todo eso forma un buen coctel para generar ansiedad en el espectador, que teóricamente asiste a algo que promete tener un desenlace brutal.
Pero no , ese desenlace brutal no llega. Un final mega alargado, con una especie de epílogo que no aporta nada, mata todo el trabajo anterior. Da la sensación que no han sabido cómo acabar la película y han querido tirar por algo más rebuscado. El problema es que no lo han conseguido. Todo el tramo final es un conjunto de ruidos, cambios de luz, violencia light y confusión que descolocan totalmente.
Y es una pena, porque como comenté anteriormente los protagonistas a nivel físico casaban perfectamente con la idea que querían que tuviéramos los espectadores de su personalidad. Y la cosa iba bien, ibas viendo matices, te montabas tus teorías sobre como acabaría todo… Y ese desenlace mata todo lo anteriormente aplaudido.
Una pena, porque una película tiene que intentar ser coherente todo el rato. Se puede ser valiente, pero no suicida. Y aquí parece que el tiempo se les tiraba encima…